Madrid, 24 oct (EFE).- La intolerancia, la 'LGTBIfobia', el racismo, la violencia, la valentía, la libertad, el respeto. Todo esto aparece en 'Amal', el retrato cinematográfico de un instituto de Bruselas que el director belga-marroquí Jawad Rhalib ha dibujado contra el fanatismo y el miedo a denunciarlo.
Este viernes se estrenará en España la película tras viajar por varios festivales y recabar acogidas muy positivas, como en Tallin (Estonia), donde la actriz protagonista, Lubna Azabal, logró el premio a la mejor interpretación femenina.
Ella es Amal, una profesora de literatura en un instituto de Bruselas en una de cuyas aulas conviven una veintena chicos y chicas de diferentes procedencias, religiones, razas u orientaciones sexuales.
La violencia contra una de las estudiantes tras declararse homosexual, cometida por un grupo de alumnos educados en el islam más radicalizado, colocará a Amal en el dilema alrededor del que gira la película: comprometerse a través de la enseñanza para atajar el conflicto o seguir la rutina como si fuera un incidente más.
Cuenta Rhalib en conversación con EFE por vía telemática que, aunque la trama avanza por un instituto de Bruselas, se trata de "una película universal" porque en Francia, en Bélgica, en Estados Unidos, en donde sea, surgen casos de "amenazas a profesores" o de "acoso" a estudiantes.
Denominador común es el miedo a denunciar, tanto el de los propios profesores, que caen por tanto en la "autocensura", como el de los estudiantes. "Hay una minoría que da muchísimo miedo", afirma en alusión a sectores islamistas más radicalizados, descritos en la película.
'Amal', por esto, es también "un homenaje" a los "profesores y profesoras que tienen que ser respaldados a pesar de que no se sienten así cuando se atreven a abrir las mentes" de los estudiantes en situaciones de discriminación y agresiones.
'Amal' nació en 'Cuando los árabes bailaban', una película documental anterior de Rhalib, presentada en 2018, que recaló después en diversos institutos para suscitar debate, talleres y seminarios con los propios estudiantes.
Recuerda el cineasta que los chicos y chicas y él hablaron de "libertad de expresión, de arte, de cantar y bailar, del respeto a las religiones y las culturas". Pero en cada charla había "5 ó 7 jóvenes completamente radicalizados, virulentos y amenazantes".
En este laboratorio social comenzó Rhalib a diseñar 'Amal', una película que vio la luz tras la recopilación de numerosos testimonios de estudiantes, profesores y directores de los centros.
La documentación condujo al guión, el guión a los ensayos, y todo ello al rodaje: cuatro años de trabajo, en suma, antes de su desembarco en festivales y salas.
El mosaico social del instituto público en el que trabaja Amal es el mosaico de cualquier instituto público de cualquier gran ciudad, y por ello el mensaje al que aspira el guionista y director nacido en Marruecos es unívoco: "Denunciar algo contrario a la convivencia no debe dar miedo, no hay que tener miedo de abordarlo; hay que ir al tema frontalmente". EFE
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