Ruinas, fábulas y drones en el altiplano granadino: 'Historia de pastores' llega al cine

La geología, la tradición oral y la vida pastoral se entrelazan en 'Historia de pastores', una obra que fusiona el pasado y el presente en el altiplano granadino

Guardar

Madrid, 24 oct (EFE).- Una estudiante de geología de edad avanzada persigue con su coche eléctrico dos drones que sobrevuelan el altiplano granadino, en busca de un cortijo que se dice que aparece y desaparece. Es uno de los ‘leitmotiv’ de 'Historia de pastores', el "valiente" largometraje debut de Jaime Puertas Castillo, que se estrena este viernes.

El pasado y el futuro se fusionan en una película en la que "las ruinas" de los cortijos que poblaron la infancia del cineasta "se entienden como una oportunidad de habitar" el espacio, en este caso el altiplano granadino, al noreste de la provincia, paisaje agreste y seco, forma de vida de pastores.

Pareciera que los personajes y los lugares de la película, que antes de su aterrizaje en las salas ha viajado por los festivales de Rotterdam y Málaga, atraviesan un limbo espacio-temporal ("una grieta", afirma Puertas) en el que resuenan cuentos, fábulas y leyenda: la tradición oral.

En una entrevista a EFE, el cineasta, que nació en 1996 en La Puebla de don Fabrique, en la comarca en la que se rodó 'Historia de Pastores', reivindica su infancia.

"No hay que ver las ruinas –de los cortijos– como melancolía, sino como oportunidad. Un niño que está en esas ruinas y fabula y crea una historia permite habitar ese espacio" y devolverlo al presente, recalca.

Este "compromiso" con los lugares que se instalaron en el "imaginario" de su infancia le movió hacia el guión y luego hacia la película, y luego aún más lejos.

En verano pasado, recuerda, hicieron una serie de preestrenos en la zona y convirtieron el cortijo de La Toscana en una sala de proyección a la que acudieron 300 personas. "El plató de rodaje convertido en una sala de cine, otra forma de habitar el espacio", se felicita.

Durante la película, además de las persecuciones de Mari al volante de su coche eléctrico último modelo, se suceden conversaciones pausadas en patios, calles y explanadas áridas. "Un presente en el que la gente sigue fabulando e inventando el pasado", indica el director.

Los cuentos "se multiplican y se expanden", procedentes de "muchas personas, muchas voces y muchas épocas", añade Puertas.

Es la tradición oral que "mira al pasado para seguir entendiendo el futuro". La tradición oral que configura el espacio de 'Historia de pastores'.

Los actores y actrices, de hecho, son habitantes de La Puebla de don Fabrique, como Antón (Jonás), amigo del cineasta; Mari, amiga de su madre; o Virtudes, su propia abuela. Con ellos fue construyendo los diálogos, en la misma plaza del pueblo.

Aspecto a destacar, como apunta Jaime Puertas, es la visión del campo como "un espacio no burocrático", sin presencia de las instituciones. Mejor así, según sus palabras.

Porque este espacio se encuentra "fuera del sistema capitalista" y permite que sea la amistad el hilo que teje las relaciones, también las económicas.

"En un patio, alrededor de una mesa, la gente fabula. Si la amistad es aquí resistencia es porque no hay una institución que la regule, igual que las ruinas, que son espacios libres", proclama el cineasta.

'Historia de pastores' es también una película política. Por cómo es y por cómo se ha hecho.

"No sería así de valiente si no fuera por la forma en la que la hemos hecho, completamente 'underground'", señala tras elogiar el papel de la productora, María Riera, de Producciones María. EFE

Guardar