Magdalena Tsanis
Madrid, 24 oct (EFE).- Casi una década después de su última novela, Manuel Rivas regresa con 'Detrás del cielo', un 'noir' fuera de los cánones donde vuelca su preocupación por las pulsiones destructivas del mundo actual y que supondrá el comienzo de una serie sobre "las metamorfosis del poder".
"No sé si será trilogía o lo que sea, pero sí, hay varias novelas en distintas épocas, tengo mucho escrito", avanzó en una entrevista con EFE en la que dejó claro que no ha parado de escribir en este tiempo, en el que también ha publicado poesía, relatos y algunos ensayos.
"Yo escribo como respiro, lo que pasa es cuando estás nadando no te preguntas cómo funciona el aparato respiratorio, para mí, estar en la vida es una escritura sensorial", aseguró el autor de 'Qué me quieres amor' (1995), un compendio de relatos que obtuvo el Premio Nacional de Narrativa y que incluía 'La lengua de las mariposas', llevada al cine por José Luis Cuerda.
Su punto de partida, casi siempre, es una perturbación, una crisis, un desequilibrio, y en este caso tenía que ver con las crecientes tensiones del mundo actual.
"Domina la situación destructiva, muy asociada a la pulsión del poder, el querer mandar que es común a lo que llamaríamos el capitalismo impaciente, hay un tipo de poder económico que estresa a la sociedad porque es una suma de codicia y de aceleración".
Asociados a esas tensiones, afloran el machismo y la crisis ecológica a través de una historia que transcurre durante una jornada de caza en una aldea gallega envuelta en una espesa niebla, Tras do Ceo, que es a la vez un espacio real y psicológico.
Cuando la niebla decae es cuando se desatan los conflictos. "El machismo es la argamasa del poder dominante (...), las guerras han sido siempre cosas de hombres", sostiene Rivas, que trasgrede los cánones habituales de la novela negra con un estilo lírico, saltos temporales y sin renunciar al humor.
"La descripción del infierno terrenal es compatible con la comedia", afirma el escritor y académico gallego, "el humor es una forma de resistencia que bebe mucho en la tradición popular".
La escena de caza con que arranca la historia es una metáfora de la guerra, una guerra literal, sangrienta, entre hombres, pero también contra la naturaleza. "Vivimos una situación de emergencia que afecta a la biodiversidad y a la deforestación", advierte, "estamos asistiendo a procesos de extinción que están ocurriendo mientras nosotros estamos aquí hablando".
Sobre la otra guerra lamenta que la veamos a diario "como espectáculo" en la televisión. "Quienes las sufren de verdad son las mujeres, los niños, los ancianos, hay una violencia extrema, ya no estamos en el terror, estamos en el terror más allá del terror".
En medio de toda esa oscuridad, la literatura emerge para iluminar las sombras. "Es como un pequeño fósforo, como una luciérnaga; decía un ruso invocando una creencia indígena que se puede atravesar la noche con una luciérnaga en la mano y escribir este libro fue atravesar la noche con una luciérnaga".
"Escribo campo a través, para mi la escritura está muy asociada a la libertad y es una forma de limpiar el miedo", asegura el autor de 'El lápiz del carpintero' (1998) y de 'El último día de Terranova' (2015).
"La literatura y la creación en general es un contrapoder, frente al despilfarro del capitalismo, es otro tipo de abundancia", agrega. EFE
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