La frecuencia de las sequías lleva al límite la capacidad de respuesta de algunas especies

La sequía extrema amenaza la salud del arbolado en España, aumentando la mortandad de especies forestales y reduciendo su capacidad de almacenamiento de carbono, según un estudio del CSIC

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Madrid, 23 oct (EFE).- La intensidad y la recurrencia de las sequías están llevando al límite la respuesta fisiológica de algunas especies forestales en España, han concluido investigadores del CSIC, que han comprobado el impacto de los periodos secos asociados al cambio climático sobre la salud del arbolado, lo que podría derivar en un aumento de su mortandad.

España se encuentra entre los países europeos con una mayor ocupación boscosa, con 27 millones de hectáreas de superficie forestal, ha recordado hoy el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en una nota de prensa, pero se ha referido también al aumento de los periodos marcados por la falta de precipitaciones y el calor extremo durante últimas décadas.

Un estudio del Instituto de Ciencias Forestales del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (ICIFOR-INIA-CSIC) ha permitido analizar durante dos años la respuesta fisiológica de cuatro especies arbóreas peninsulares ante este tipo de fenómenos.

Los resultados, que se han publicado en la revista Physiologia Plantarum, muestran que la intensidad y recurrencia de las sequías afectan muy negativamente a la fisiología del arbolado, que en último término podría desencadenar el aumento del decaimiento y mortandad de los bosques ibéricos.

Los inventarios forestales señalan que la superficie boscosa de España, que llega a ocupar el 38 por ciento del territorio nacional, se está expandiendo.

Esta progresión es resultado de la colonización por parte de los árboles de tierras agrícolas abandonadas, pero la extensión de la superficie forestal se enfrenta a sequías, cada vez más intensas, que ponen al límite la respuesta fisiológica de las especies arbóreas.

Como resultado, en las últimas décadas, los bosques ibéricos han experimentado un aumento de la mortandad de los árboles, en sintonía con lo ocurrido en amplias regiones del mundo, han advertido los investigadores.

Ante esta situación, los investigadores del grupo de Ecología Funcional de Especies Forestales del Instituto de Ciencias Forestales realizaron durante 2021 y 2022, dos años excepcionalmente secos, un seguimiento del comportamiento en campo de cuatro especies típicas de los bosques mediterráneos españoles: encina (Quercus ilex), pino piñonero (Pinus pinea), pino resinero (Pinus pinaster) y enebro (Juniperus oxycedrus).

 “Nos planteamos la necesidad de conocer los límites fisiológicos de varias especies arbóreas ante fenómenos excepcionalmente secos, por las consecuencias que esto tiene en la estructura, composición y funcionamiento de los bosques en el futuro”, ha explicado Ismael Aranda, coordinador del grupo y primer firmante del artículo.

Durante este periodo, el equipo investigador analizó diferentes parámetros funcionales relacionados con la fotosíntesis, la regulación de las pérdidas de agua a través de los estomas (pequeñas válvulas en las hojas por las que se realiza intercambio gaseoso de agua y dióxido de carbono entre la planta y la atmósfera), la funcionalidad hidráulica y el propio estado hídrico de los árboles.

Los resultados mostraron el gran impacto que la falta de agua y las altas temperaturas tienen sobre las características fisiológicas de los árboles, lo que se traduce en una merma de su resiliencia, el decaimiento de la superficie forestal y la reducción de su capacidad para almacenar carbono. EFE

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