Fernando Sanz
Valladolid, 21 oct (EFE).- Redes que enredan para bien y mal, los efectos perniciosos pero también sanadores, son las dos caras de las nuevas tecnologías de la información y comunicación que ha abordado este lunes, durante una nueva jornada de proyecciones, la 69ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).
Pueden enmarañar, hasta distorsionar la realidad y crear otras paralelas como ocurre con los protagonistas de "Stranger eyes", del director de Singapur Yeo Siew Hua, o producir efectos sumamente balsámicos como le sucede a los personajes principales de "Bob Trevino likes it", de la realizadora estadounidense Tracie Laymon.
Vigilancia y control
Yeo Siew Hua explora la idea de la propia imagen y de la vigilancia constante en una cinta de suspense donde una pareja pierde a su hija de dos años y, meses más tarde, recibe una serie de vídeos en los que un extraño filma su vida cotidiana.
Ganador del Leopardo de Oro de Locarno por "Una tierra imaginada" (2018), combina las cámaras de vigilancia y los vídeos en baja calidad con una fotografía preciosista en la que también explora los miedos de la paternidad actual y cómo enfrentar la pérdida de un ser querido.
Es una realidad muy cercana al director, ya que Singapur es un estado "muy controlado por cámaras" y la población vive en zonas densamente pobladas y con casas de muchas alturas donde "uno siempre se ve y es visto".
"Esta cadena de miradas es la premisa de esta historia porque la película trata de las subjetividades", ha explicado a los periodistas antes de añadir cómo en la actualidad "no existen relaciones que no estén mediadas por las imágenes".
Ha destacado el peso del actor Lee Kang-sheng durante esta producción de 126 minutos en la que han participado cuatro países (Singapur, Taiwán, Francia, Estados Unidos), ya que todo el rodaje se adaptó a su proceso actoral y a su mirada.
Familia y redes
Distinta ha sido la propuesta "Bob Trevino likes it", una cinta dirigida por la estadounidense Tracie Laymon que compite en la sección oficial, y que aborda en una tragicomedia las dificultades de lidiar con un padre narcisista y de encontrar la "familia elegida" donde menos se la espera.
El peso de la historia recae en Lily Trevino (Barbie Ferrara), una hija complaciente y precaria que carga con las las excusas y la actitud hiriente de su padre Bob (French Stewart), y que contacta en redes sociales por error con otro Bob Trevino (John Leguizamo), con quien entabla una relación de amistad.
Una hija que no encuentra a su padre y un padre que perdió a su hijo a corta edad cruzan sus caminos por error en una red social, una senda de la que ya no abdicarán por pura necesidad.
La narración se apoya en el uso de las redes sociales, en concreto de Facebook, y no las critica, al contrario, ya que a juicio de Laymon "lo único positivo que tienen" es la conexión, una necesidad que esta cineasta cree que es más patente desde la pandemia de la covid-19 y el confinamiento posterior.
Cine español
La cita diaria con el cine español en la sección oficial ha recaído este lunes en Marta Nieto con el estreno en España de su primer largometraje de ficción ("La mitad de Ana"), una temática que ya exploró en su cortometraje "Son", que también presentó en la Semana Internacional de Cine de Valladolid.
Implicada también como protagonista y coguionista, Nieto explora la permeabilidad social a cuestiones como la identidad de género a través de la protagonista, una niña de siete años interpretada por Noa Álvarez, que interpela a su entorno familiar, afectivo y escolar desde la percepción masculina de su cuerpo y espíritu.
"Es un conflicto que tiene que ver con lo que pasa y con el modo en que se puede cambiar el punto de vista sobre lo que ocurre: que es a través de una crisis como detonante", ha explicado durante una rueda de prensa la directora y actriz que descubrió Antonio Banderas en "El camino de los ingleses" (2006).
Un carrusel de emociones contenidas refleja este poema visual que recoge la amplia variedad de perspectivas y traspasa la angustia que embarga a la pequeña protagonista en su microcosmos escolar y familiar con sus padres separados. EFE
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