Reclaman actuación política para crear vivienda pública y ciudades con diseño diferente

Santiago Beruete plantea la necesidad de legislar para aumentar la vivienda pública y fomentar un diseño urbano equitativo, destacando el papel del área verde en la desigualdad social

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Santander, 20 oct (EFE).- El escritor, filósofo, y experto en naturaleza y paisajes, Santiago Beruete, aboga por que la política legisle y se implique para un diseño de la ciudad "diferente", y subraya que hoy en día "el jardín y el huerto se han convertido en un gesto de genuina insumisión"

Beruete, que el próximo jueves explicará en Santander los cambios que hay que abordar en el marco de la iniciativa 'Habitar el paisaje' que profundiza en la relación que existe entre naturaleza y ciudad. 

Este experto considera que las administraciones deben intervenir y crear más vivienda pública, sobre todo para la gente joven o con menos recursos, y para fomentar "una ciudad mucho más homogénea económicamente".

En este sentido, señala que el número de metros cuadrados de masa verde "marca" el precio de la vivienda en los barrios y apunta un "estatus".

"Las Naciones Unidas dicen que debe haber unos 10-15 m2 de masa de árboles por habitante, sería lo ideal. Solamente se cumple esta premisa en barrios que tienen rentas muy altas, y dejamos a los más desfavorecidos sin ese acceso a las zonas verdes. Eso es reforzar la desigualdad también con elementos naturales", advierte, en una entrevista con EFE.

Ahí, a su juicio, es donde debe entrar la política y "hacer un diseño de la ciudad diferente" donde los barrios tengan jardines y se produzca una intervención municipal.

Defiende así la creación de casas de protección oficial destinadas "a unos determinados sectores sociales y que incorporen arbolado, parques, o jardines". "No puede quedar todo a iniciativa de los ciudadanos, como está pasando en las grandes ciudades de España", dice.

Sin embargo, avisa de que la renaturalización sirve también para la especulación inmobiliaria. "Las que están interesadas en la renaturalización son muchas veces firmas inmobiliarias que quieren subir los precios de sus viviendas. Y especulan, y en los barrios donde hay más masa forestal, con arboledas y parques y jardines, el metro cuadrado sube y son más atractivos para un potencial comprador", afirma.

Esto, añade, "hay que revertirlo", porque se corre el riesgo de que la naturalización de la ciudad "sea también una marca de estatus, una marca de desigualdad".

Este pensador recalca que debe hacerse "política municipal y política estatal". "Para ir contra esto se pueden dictar leyes, marcar el camino a seguir...", insiste.

Denuncia "que el ladrillo y la vivienda se han convertido en un valor refugio y en un espacio de especulación que enfrenta una parte de la población con otra", a los que son propietarios y a los tienen que alquilar las viviendas.

"Se ha empobrecido a las gentes que tienen que alquilar, que ya ven que no llegan a final de mes, no tienen renta disponible. Mientras que a los propietarios les beneficia esta especulación. La vivienda debería quedar fuera de este juego especulativo y estar regulada estatalmente", considera.

Al tiempo, defiende el que al construir se regulen los metros cuadrados que se destinan a equipamiento o espacios verdes.

Pero lamenta que este tema "se ha dejado a la especulación". "Y no debería ser así porque si no las ciudades se volverán inhabitables, se volverán invivibles. Los árboles en la ciudad nos humanizan, mientras que las ciudades que cuentan con menos infraestructuras verdes, menos árboles per cápita, resulta que se vuelven mucho más salvajes", asegura.

Según subraya, "los jóvenes están muy concienciados" en este sentido. "Hoy en día el huerto, el jardín, se ha convertido en uno de los de los gestos de genuina insumisión, muchas veces contra esta lógica de la productividad del ladrillo en una forma de objeción de conciencia, frente a ese consumismo desenfrenado", reflexiona. EFE

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