Valladolid, 20 oct (EFE).- La violencia machista desde la mirada de una niña es la apuesta de 'Rita', el debut en la dirección de Paz Vega, que se ha visionado este domingo en la Sección Oficial de la 69 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), aunque fuera de concurso.
Una cinta en la que su autora no quería abordar esta lacra “desde el morbo o el drama”, sino desde “la mirada y la inocencia de los niños”, según ha explicado en una rueda de prensa posterior a la proyección del largometraje, que ha acogido el Teatro Calderón de la capital vallisoletana, y en la que ha asegurado que "la pelota para acabar con la violencia de género está y debe estar en el tejado de ellos".
Esta producción española de 94 minutos cuenta la historia de una familia sevillana desde la mirada de Rita, una niña de 7 años (interpretada por Sofía Allepuz) que en el verano de 1984 sueña con construir una casa junto al mar para su madre, que interpreta la propia Vega.
Un escenario que la actriz de 'Lucía y el sexo' y 'Los amantes pasajeros', entre otras, conocía muy bien, porque, aunque la historia no sea autobiográfica en lo que se refiere a la violencia contra las mujeres, sí se ha apegado a sus recuerdos de la capital hispalense en aquellos años: "Eso estaba apuntado en el guion y he intentado ser fiel a esas imágenes".
La cineasta ha indicado que el mayor reto no ha sido dirigir al elenco de actores niños y adultos (que forman Roberto Álamo, Sofía Allepuz, Alejandro Escamilla, Beatriz Cotobal, Paz de Alarcón, Daniel Navarro y Amada Santos), sino dirigirse a sí misma: "He disfrutado muy poco a la Paz actriz, es muy difícil estar dentro del plano con el ojo ahí (por el cubículo de dirección) y es la parte que menos me ha gustado".
Tanto es así, que ha asegurado que no volverá a ponerse "delante y detrás de la cámara" y ha mostrado su deseo que su próximo proyecto no tarde tanto en prepararlo porque Rita ha sido "un proyecto largo y difícil".
Sofía Allepuz, "la Rita soñada", en palabras de Vega, ha asegurado que para ella la filmación ha sido como "un juego" del que tiene ganas de repetir una sensación que también ha supuesto un reto para el actor Roberto Álamo, que ha indicado que tenía dos trabajos en el set: el de trasladar la "intensidad del drama" durante las escenas y el de hacer que los menores estuvieran cómodos durante las pausas.
El fantasma de Asia y la América familiar
A continuación ha tomado la palabra el cineasta luso Miguel Gomes que con 'Grand Tour', candidata de Portugal a los Oscar y por la que Gomes obtuvo el premio a mejor director en el Festival de Cannes, ha querido mostrar un continente asiático que “es casi un fantasma para Occidente”.
El punto de partida de esta cinta, rodada en su mayor parte en blanco y negro y con una duración 129 minutos, es un diario ficcionado de Somerset Maughan, un funcionario Imperio británico y autor del 'El velo pintado' o 'En el filo de la navaja', que en 1917 huye por toda Asia cuando su prometida, Molly, llega a Birmania para casarse con él.
Gomes ha apuntado que en su cine busca mostrar “la locura y la belleza del planeta” y lo ha hecho a través de la presencia de tradiciones y música de Asia oriental (teatro de marionetas, sombras chinescas o canciones) que se combinan con música sinfónica y ópera europeas y del uso de los siete idiomas en los que se ha rodado (portugués, chino, tailandés, francés, birmano, vietnamita, filipino y japonés).
Este domingo, además, el director estadounidense Tyler Taormina ha presentado en España 'Christmas Eve in Miller's Point', que también compite por la Espiga de Oro del festival y que narra la que puede ser la última navidad en la casa familiar de los Blasano, una familia italo-americana que vive en Long Island.
Una película "luminosa" fruto de la dirección de fotografía de Carlson Lund - que compite en la sección Punto de Encuentro del festival con 'Eephus' - y que ha dado pie a Taormina para reflexionar sobre la cultura de los suburbios, fundamentales en los pilares del sueño americano y que tiene su máximo reflejo en la cultura del automóvil estadounidense, pero que está en decadencia.
La Sección Oficial de Seminci también acogió ayer el estreno en España de 'The Brutalist', de Brady Corbet, que narra la historia de un arquitecto judío, Lazslo Toth, exiliado húngaro en Estado Unidos por el auge del fascismo en el Viejo Continente y que enfrenta, a través de su obsesión por la arquitectura, las contradicciones del sueño americano, del antisemitismo y las sombras del capitalismo.
Una cinta que reta desde el primer momento al espectador por su duración, 3 horas y 35 minutos, su formato, grabado en 70 milímetros de Vistavision, en la que la fotografía a cargo de Lol Crawley, prepondera sobre los diálogos y por la profundidad de los temas que toca.
Cobert, que dirige su tercer largometraje después de 'La infancia de un líder' (2015) y 'Vox Lux' (2018), amalgama en el personaje de Toth (que interpreta el oscarizado Adrian Brody) las vivencias los arquitectos europeos exiliados en Estados Unidos por el auge del nazismo como Marcel Breuer, Louis Kahn o Paul Rudolph. EFE
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