Fernando Sanz
Valladolid, 20 oct (EFE).- Una sombra que cruza generaciones y continentes es el punto de partida de 'El llanto', la ópera prima del director Pedro Martín-Calero, que recala en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) después de obtener la Concha de Plata a mejor director en el Festival de San Sebastián con la que aborda el patriarcado y la violencia que le acompaña.
"Este tipo de violencia es terrorífica per se, es real, y si la ves, te la cuentan o la lees, es terror puro”, ha asegurado en una entrevista con la Agencia EFE en el marco del certamen vallisoletano, donde se presenta en Proyecciones Especiales, y donde ha valorado que el género de terror le permite “utilizar la metáfora de una forma creativa y muy rica”, que habla de cosas importantes sin adoctrinar a los espectadores.
“No solo afecta a las víctimas, sino a la gente alrededor y eso provoca un dolor que se expande y se drena en las siguientes generaciones, es una cadena de dolor que si no la detienes va a continuar”, ha ahondado el cineasta, que ha afirmado que, en verdad, no es un seguidor del género.
'El llanto', una producción de hispano-franco-argentina con una duración de 107 minutos, cuenta la historia de Andrea, Camila y Marie (Ester Expósito, Malena Villa y Mathilde Ollivier): tres mujeres conectadas por una amenaza desconocida que supera fronteras y décadas, localizada en España y en Argentina.
Esta cinta, escrita a cuatro manos con Isabel Peña, guionista habitual de Rodrigo Sorogoyen, tenía como punto de partida el mundo de la escritora argentina Mariana Enríquez y desde el primer momento tenían muy claro que no quería 'jumpscareso, es decir, los típicos sustos repentinos del género, sino que apostaban por generar tensión en los planos y dejar al público “un poco más perdido y nervioso”.
Respecto al elenco femenino de la película, formado por Ester Expósito, Malena Villa y Mathilde Ollivier, ha destacado su generosidad, “cada una con su estilo”, para que hiciesen suyos los personajes, una aportación que también se ha extendido hacia el patriarcado y sus representaciones, desde la violencia hasta los micromachismos.
Preguntado el hecho de que algunas publicaciones y críticos hayan encuadrado esta cinta en el llamado 'terror elevado' –como 'It follows' (2014) de David Robert Michell, que tiene como subtexto las enfermedades de transmisión sexual, o la forma de generar inquietud de Ari Aster en películas como 'Midsommar' (2019) o 'Hereditary' (2018)- ha reconocido que "le parece bien".
"Las etiquetas no me suelen interesar demasiado, pero creo que lo bueno que tiene en este caso es que intenta dar valor al género porque a veces está un poco denostado por los prejuicios, y si es así, pues bienvenido sea", ha zanjado.EFE
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