Madrid, 20 oct (EFE).- En España existen 72 grados universitarios y 51 másteres en los que los alumnos compaginan los estudios superiores con el trabajo en una empresa y prácticamente en el mismo porcentaje. Un modelo de enseñanza 'dualizado' muy pegado a los territorios y que busca la excelencia académica y la alta cualificación.
La formación dual universitaria se ha disparado con la reforma de la ley de Formación Profesional (FP) que impulsó la generación de trasferencia de conocimiento y experiencia a la Universidad y aunque de momento solo el 37 % de las universidades españolas tiene algún grado dualizado, el interés va creciendo.
"No es solo un modelo pedagógico nuevo, o una pasarela para acceder a las empresas, sino un modelo de cohesión social y vertebración territorial", explica Vincent Climent experto en Formación Profesional de la Fundación Bertlesmann al señalar que no es casualidad que en la Universidad de A Coruña haya un grado dual de Naval y Oceánica o que en la Universidad de Almería exista una ingeniería en elementos agrícolas.
Y es que las universidades y las empresas demandan por igual estudiantes cualificados en sus territorios y una vez que ambas instituciones colaboran juntas en los planes de estudios hay tal "conexión" que el estudiante sale de estos grados mucho más adaptado al mundo de la empresa y de su entorno.
De momento el alumno accede a cada grado de su universidad a través de la prueba de acceso y son las facultades las que ofrecenla posibilidad de hacer ese mismo grado con formación dual, teniendo en cuenta las plazas que existen y avisando del nivel de exigencia que supone estudiar y trabajar al mismo tiempo.
Así lo explica a EFE el vicerrector de Política Institucional i Planificació Estratègica Ferran Badia de la Universidad pública de Lleida, donde hay implantados dos grados duales (Arquitectura Técnica y Edificación y Educación Primaria) y en los que incide que "hay plazas para todos".
Sin embargo, según un estudio de la Fundación Bertelsmann y la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas (CSS) aunque en España los grados con formación dual van en aumento el cambio en la cultura educativa aún no se ha consolidado.
El objetivo es que un grado dual no se vea como "algo menor" ante el grado normal y se perciba "más como un paso hacia la excelencia académica", resalta Jon Altuna, vicerrector Académico de la Mondragon Unibersitatea, universidad pionera en este campo, con 15 grados dualizados y 17 másteres. Euskadi en total tiene 30 grados y 17 másteres con formación dual.
El secreto -afirma- es ir de la mano de los países europeos para que el salto en la calidad de la formación sea aún mayor.
La gran diferencia entre un grado y un grado dualizado es el nivel de cualificación de los alumnos, apuntan todos los implicados. En la dualización hay una mayor especialización e incluso se puede llegar a niveles de investigación.
"Además se garantiza la contratación de las empresas", indica el presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas, Antonio Abril, organización donde están representadas todas las partes; las empresas, los centros de enseñanza y los sindicatos.
Abril recuerda que en los procesos de selección de las empresas ya no solo cuentan los conocimientos sino también la "capacidad y las competencias", que es lo que determina la competitividad de una compañía.
En los grados dualizados, los alumnos tienen que ser contratados por las empresas para conseguir los créditos y en algunos casos salen con salarios finales superiores a los de titulados de un grado sin dualizar.
Buena parte el éxito de estos grados depende de las empresas y de su implicación, y teniendo en cuenta que el tejido empresarial en España está formado en el del 90 % por pymes y microempresas se hace complicado, reconocen los expertos.
"Son las grandes empresas las que tiran de las pequeñas para animarlas a entrar en la universidad", incide a EFE Ferran Badia mientras el presidente de la Conferencia de Consejos Sociales señala que se necesitan más recursos de las administraciones porque "se está dependiendo de la generosidad de los empresarios".
Universidades y empresas se quejan de los costes que supone mantener estos grados. "Buscar una formación individualizada a cada alumno supone un trabajo mucho mayor que impartir una clase a cien alumnos", recalca Ferran.
Y por otro lado las empresas implicadas deben costear no solo los salarios y las cotizaciones de los contratos sino también la figura de un tutor que "de conocimiento de calidad" al alumno.EFE
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