'Polvo serán', ensayo sobre la muerte digna con Ángela Molina inaugura la Seminci

Ángela Molina aborda la muerte digna en 'Polvo serán', una reflexión emocional que explora el amor y el final de la vida, inaugurando la 69ª Semana Internacional de Cine de Valladolid

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Valladolid, 18 oct (EFE).- La interpretación de Ángela Molina, como clave de bóveda, sostiene el arco emocional que ha trazado el realizador Carlos Marques-Marcet en 'Polvo serán', su cuarto largometraje y una reflexión sobre la muerte digna con que se inaugura este viernes la 69ª Semana Internacional de Cine de Valladolid.

Teatro, cine y danza son los tres registros en los que se ha movido Ángela para dar forma a este relato concebido como una 'montaña rusa', donde su el director plantea al espectador el reto de "cómo enfrentarse al final de la vida, cómo abordar la muerte uno mismo", la forma en que desea hacerlo, ha explicado durante su comparecencia.

Respuestas

Ángela Molina, protagonista del filme junto a la compañía de danza La Veronal, ha ofrecido una respuesta a este interrogante planteado por la prensa acreditada.

"Cada cual tiene la responsabilidad de asumir su relación con la idea real del camino que le separa del final" de la vida, lo que en su opinión debe hacerse "con dignidad y una sonrisa porque la vida y el amor son más grandes que la muerte", ha analizado al término de la proyección previa a la gala inaugural de la tarde.

Todo el mundo "tenemos conciencia de ello" pero la forma de abordar el más allá es diferente: "Hay tantas muertes y vida como personas, y cada cual debe escoger el itinerario deseado", pero siempre, ha insistido, bajo las premisas de la felicidad que su personaje sintió en el filme al escuchar una copla de Antonio Molina.

De todo ello habla 'Polvo será', el reverso emocional de 'Los días que vendrán' (2019), otro de sus largometrajes: "Si en aquélla investigué sobre el origen de la vida, en esta analizo el final", ha explicado este realizador que se dio a conocer con '10.000 kilómetros' (2014), su ópera prima.

"No es fácil hablar de estos temas, de cómo nos enfrentamos al final de la vida, cómo abordar la muerte, el final de uno mismo", lo que ha exigido "un trabajo de depuración" y el empleo "de varios lenguajes" como la danza, el teatro y el cine, ha explicado durante su intervención.

La película no es por tanto un alegato sobre la eutanasia o la muerte voluntaria asistida, elegida por la pareja protagonista del filme en una residencia de Suiza, sino un caleidoscopio de sensaciones y opiniones.

Amor y muerte

Por esta razón, ha agregado, es un largometraje "que también habla del amor: amor y mort en catalán suenan muy parecido", ha jugado con las palabras, lo cual también implica una suerte de dependencia entre afines que también ha investigado en este metraje, una coproducción ítalo-hispano-suiza que compite por la Espiga de Oro de la Seminci.

Es una película "sobre la condición de la muerte y la condicionalidad de la vida", ha resumido el director. Una afirmación compartida por el actor chileno Alfredo Castro, pareja de Ángela Molina en esta ficción en la que, sin encontrarse enfermo, decide morir voluntariamente junto a ella, enferma terminal, como "un acto de generosidad", ha resumido. EFE

(foto)

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