Madrid, 18 oct (EFE).- El Museo Thyssen Bornemisza presenta una retrospectiva de Peter Halley, el pintor de celdas de vibrantes colores fluorescentes que aíslan y confinan pese a estar interconectadas, que se podrá visitar hasta enero de 2025.
‘Peter Halley en España’, que se inaugura este viernes, está compuesta por 20 obras de gran tamaño pertenecientes a colecciones españolas tanto públicas como privadas que el propio autor ha seleccionado para ilustrar su recorrido artístico desde los años ‘80 hasta nuestros días.
Acompañado por el director artístico del Thyssen y comisario de la exposición, Guillermo Solana, el artista ha recordado que empezó pintando “cuadrados con barrotes” como reacción a la estricta geometría que encarnaba la racionalidad ideal, la perfección.
Halley aterriza la geometría y, lejos de considerarla un ideal platónico que rige y ordena la vida física y social, la reinterpreta como un medio de confinamiento y control social, y ponen el foco en el hecho de que la sociedad está cada vez más aislada, pero más interconectada.
Así, el pintor “de manera divertida y casi cómica, le pone barrotes al cuadrado perfecto y lo convierte en celdas de una cárcel, pero celdas interconectadas por tuberías o conductos. Y además le pone gotelé y colores flourescentes”, ha subrayado Solana.
El resultado es una exposición de obras de geometrías de colores vibrantes y alegres que contrastan con la lectura que el propio artista, vestido de gris, con grandes gafas negras y que habla en un murmullo bajito, hace de ellas.
En cuanto a la evolución de sus cuadros, Halley no se complica con tesis etéreas y explica que, al pasar de pintar los bocetos de su obra a mano a hacerlos en un ordenador, descubrió la libertad y facilidad con que podía cambiar las dimensiones y proporciones de sus “cuadrados”, que se alargan o encogen a voluntad y con un sólo ‘clic’.
“Y en los últimos tiempos, como en ‘Alicia en el país de las Maravillas’, algunas normas han saltado por los aires” y sus celdas se salen del fondo e incluso del marco.
El resultado son una especie de puzzles multicolores, en los que todas las piezas conservan los barrotes, y pueden “ser una celda, una pequeño oficina o un pequeño apartamento en los que pasamos la vida aislado de la gente, pese a estar cada vez más interconectados”, ha explicado, EFE
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