Magdalena Tsanis
Madrid, 17 oct (EFE).- En un mundo dominado por las pantallas y donde la concentración y la memoria son valores en declive, Marta Sanz reivindica en su nueva novela, 'Los íntimos', el poder de las palabras y la literatura como "espacio de resistencia frente a un mundo vertiginoso y demasiado acrítico".
"El mundo de las pantallas nos está haciendo perder la capacidad de concentración, somos cada vez más fragmentarios y la memoria se desprecia", ha señalado a EFE la escritora, que dice vivir la literatura desde una perspectiva "elegíaca" reflejada en su nuevo libro.
'Los íntimos' (Anagrama) es a la vez una novela autobiográfica y una crónica sobre la evolución del mundo literario que Sanz concibió como continuación de la también autobiográfica 'Lección de anatomía', en la que quedó fuera toda la parte profesional.
Torrencial y autoparódico, es un doble ejercicio de "exorcismo" en el que dice haberse liberado de su desmesurado amor por las palabras, que siente censurado en un mundo donde "el léxico es cada vez más exiguo", pero sobre todo de las presiones del mercadeo editorial, de las listas de los más vendidos y de la "clientelización de los lectores".
"Todos mis libros son una búsqueda desde un lugar donde no me siento segura", afirma. En este caso, asegura, quien mejor ha descrito el tono de 'Los íntimos' es un lector de Palencia que lo ha comparado con "ese vídeo de Robbie Williams donde se le va cayendo la piel, los músculos, los huesos y él sigue cantando y sigue bailando".
En el libro hay reflexiones sobre el oficio de escribir, mezcladas con otras más mundanas, como la moda del casticismo, encuentros con estrellas como Annie Ernaxu o James Ellroy y con colegas más cercanos, desde Pilar Adón a Almudena Grandes y una buena dosis de ironía que camufla, asegura, dolor y vulnerabilidad.
"Hay cosas que se tratan con sentido del humor y que pueden parecer frívolas, pero que no lo son en absoluto", señala. "A veces hay un libro que no gusta y te llaman fea, eso me ha pasado sin parar o que te hacen una foto en una portada y critican el zapatón que llevas".
También hay algo de reivindicación en el sarcasmo que "desde la boca de una mujer resulta doblemente agresivo" y menciona a Dorothy Parker como una figura de referencia en ese terreno, junto a otras grandes como Patricia Highsmith y Marguerite Duras.
Pero 'Los íntimos' es, desde su título y su portada -una foto de la autora de niña con su padre- un homenaje a las figuras masculinas en el origen de su vocación creativa, como su abuelo -un mecánico melómano- o su padre -que la matriculó en la Escuela de Letras al finalizar la universidad-.
Esos referentes, dice, le dieron una posición de cierto privilegio cultural en una familia de clase obrera y le han ayudado a llegar donde está. "Soy clase media de la literatura, no soy clase alta, mi capital simbólico es alto, pero mi capital real no tanto", sostiene.
No obstante sigue viendo necesario arrojar luz sobre la precariedad que viven muchas personas que se dedican a este oficio. "Vivimos en un sistema en el que las vocaciones se pagan, hay una idea de que por el hecho de tener una vocación, date por pagada".
Sobre el auge actual de las voces femeninas en la ficción, advierte de que "hay mucha gente que se lo está tomando como una agresión" porque muchas de esas nuevas voces "están expresando todas las violencias del pasado" a través de estilos muy diferentes a los "canónicos". EFE
(Recursos de archivo de la fototeca: códigos 13414132, 13414135, 13414131 y otros)