José Luis Picón
Málaga, 17 oct (EFE).- En un mundo como el actual, "de muchas prisas y de poca reflexión, en el que se nos invita a hablar mucho pero sin pensar lo que estamos diciendo", Luis García Montero, poeta y director del Instituto Cervantes, considera la poesía "una buena vacuna contra esa manera de perder el tiempo".
"Ha sido siempre una preocupación de la poesía preocuparnos de qué cabe en las palabras. El ser humano siempre va con demasiada prisa, pero de pronto necesita encender la luz, mirarse a los ojos en el espejo y preguntarse sobre sus sentimientos y su propia conciencia", ha afirmado este jueves a EFE García Montero, que ha recogido en Rincón de la Victoria (Málaga) el Premio Antorcha de Honor a la trayectoria poética.
Ha añadido que, en este mundo en el que "la comunicación está sustituyendo a la información y el trabajo de búsqueda de datos y de la verdad es sustituido por la prisa de los bulos, la poesía es una buena aliada de la cultura para preguntarnos qué decimos cuando decimos 'soy yo' y para indagar en la propia conciencia".
Ello puede servir "para no repetir como loros lo que flota en el ambiente sin preguntarnos primero para saber cuáles son las razones de eso que se repite en el ambiente", según García Montero.
"Como poeta, me gusta imaginarme que la persona que está uno o dos días buscando una palabra precisa representa a cualquier ser humano que quiere ser dueño de sus propias opiniones".
La creación poética
Asegura que su labor al frente del Instituto Cervantes no afecta al tiempo que dedica a la creación poética, "porque no es lo mismo escribir poesía que hacer una novela, un ensayo o una tesis doctoral, que son creaciones que necesitan horas de oficina".
"La poesía te permite tener ideas en la cabeza, ir viviendo, ver algo que puede ser un síntoma de la realidad, tomar notas y, en cualquier momento, que puede ser una tarde en la casa o un viaje en avión, empezar un borrador que se convierte en un poema".
"Sí es verdad", admite, que, al dirigir el Instituto Cervantes, "cuando te sientas delante del papel, en la cabeza tienes cómo estará la plantilla del Líbano, que lo están bombardeando, que el director en Israel ha tenido que dormir en un refugio o qué pasa con el centro en Moscú, porque si hay cualquier debate y alguien habla con libertad, lo pueden detener y meterlo en la cárcel".
También piensa, por ejemplo, en "las condiciones laborales de la plantilla". "Eso es una preocupación que te tira del pensamiento y te aparta de la poesía".
Sobra la situación del español, García Montero cree que se puede "hablar con orgullo pero sin autocomplacencia, puesto que es la segunda lengua del mundo en hablantes nativos, y eso le da una repercusión internacional muy fuerte en toda la comunidad latinoamericana".
"Pero sin autocomplacencia", insiste, "porque buena parte de su fuerza hasta ahora ha sido la demografía, y ahora habrá otras partes del mundo donde la demografía se multiplique".
Considera que se debe "apostar por una lengua de prestigio, y eso significa estar a la orden del día y conseguir que nuestro idioma no sea solo el de Cervantes, sino un idioma propicio para la ciencia y la tecnología, y, si nos comprometemos en todo el mundo universitario y cultural latinoamericano, podemos con orgullo hacer del español una lengua llena de futuro".
García Montero se ha mostrado "agradecido y contento" por recibir este primer Premio Antorcha de Honor que otorgan la Fundación Manuel Alcántara y el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria.
"Es un acierto este premio en recuerdo de Alcántara, porque él se sintió sobre todo poeta, pese a ser muy reconocido como periodista. Apoyó a los poetas jóvenes porque amaba mucho la poesía. Le tengo mucho cariño, fui lector de su poesía y tuve la suerte de que me ayudara y reconociera lo que podía significar para un joven como yo poder dedicarse a la poesía". EFE
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