Vivir en casas móviles, una alternativa en auge ante la falta de viviendas convencionales

El aumento de precios en Málaga impulsa a jóvenes y familias a optar por casas móviles asequibles en lugar de viviendas convencionales, trascendiendo el perfil de los compradores en el sector inmobiliario

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María Alonso

Málaga, 16 oct (EFE).- Las dificultades para encontrar un alquiler asequible o adquirir una vivienda ha llevado a que cientos de personas decidan vivir en casas móviles prefabricadas, un tipo de inmuebles con precios bastantes más bajos que las convencionales y que han disparado sus ventas en los últimos años.

En ciudades como Málaga, donde el precio del metro cuadrado se sitúa en 3.397 euros -sólo superado por Madrid y Baleares- y el alquiler medio está por encima de los 1.200 euros mensuales, estas viviendas se han convertido en una alternativa habitacional para personas que, pese a disponer de ingresos, no pueden hacer frente a la compra de un piso.

De pie frente a varias de estas viviendas de PVC, Toni Heredia, uno de los socios de la empresa CasaMóvil Sur, explica a EFE que en los últimos años las ventas se han multiplicado por seis.

"No ha pasado sólo en Málaga, también en ciudades como Madrid y Barcelona. Los precios de los alquileres, de la vivienda y de las hipotecas han hecho que la demanda haya aumentado muchísimo en los últimos años, porque no todo el mundo tiene 300.000 euros para hipotecarse en una vivienda convencional y pagar una letra de 700 u 800 euros", asegura Heredia, cuya empresa ha pasado de vender 50 casas al año a llegar a las 300.

Desde la pandemia de la covid-19 el sector de las casas móviles ha experimentado una transformación también en cuanto al perfil de los compradores.

Así, mientras antes las adquirían personas jubiladas que las utilizaban como segunda residencia para pasar temporadas cerca del campo, ahora son parejas jóvenes con hijos, o apunto de tenerlos, que las compran como vivienda habitual porque no pueden acceder a otro tipo de inmueble.

Este es el caso de Raquel y Carlos, dos jóvenes cansados de "tirar el dinero" en un alquiler, que están buscando una casa móvil para comprar.

"Queremos irnos a vivir juntos y, aunque los dos tenemos trabajo, si alquilamos un piso vamos a vivir ahogados. Y lo de ahorrar, descartado", cuenta Raquel a EFE.

Esta extremeña afincada en Málaga desde hace cinco años añade que ellos tienen "la suerte" de contar ya con un terreno rústico en el que instalar la casa, por lo que solo pagarán la vivienda.

"Por ser positivos, nos decimos que si tenemos hijos estarán más en contacto con la naturaleza... Pero en realidad nos gustaría poder vivir en piso más cerca del centro y de nuestros trabajos", expresa con resignación.

Una de las ventajas de estas viviendas prefabricadas es su coste. Como detalla el empresario de CasaMóvil Sur, el precio medio de estas viviendas se sitúa en unos 20.000 euros y oscila entre los 10.900 euros para algunas de segunda mano y los 90.000 euros para las que tienen mayores prestaciones.

En este sentido, Heredia añade que todas las casas, por bajo que sea su precio, cuentan con todo lo necesario: salón, comedor, dormitorios, baño completo y cocina con electrodomésticos.

No obstante, algunas de las más grandes disponen también de extras como vestidores y hasta terraza. Además, aunque la mayoría cuentan con materiales aislantes, se les puede instalar aire acondicionado o calefacción.

En cuando a la vida útil, este profesional con más de diez años de experiencia en el sector asegura que, si se cuidan bien, pueden durar hasta 50 años.

Según los datos elaborados por la consultora Cocampo, en los primeros meses de 2024 se produjo un repunte continuado en los precios de los terrenos rústicos.

En enero aumentaron un 10,5 % sobre el mismo periodo del año anterior; en febrero, un 5,2 % y, en abril, un 17,5 %. Esto, sumado al aumento de la demanda, ha podido llevar a que, en algunos casos, algunos propietarios "se estén inventando parcelas".

"Lo que también ha cambiado últimamente es que se están inventando, entre comillas, parcelas. Es decir, se comen la mitad de un monte y hacen un llano. Yo vengo ahora de Colmenar (Málaga) y se han comido medio monte para meter una casa. Eso no se hacía antes, pero claro, como el precio de la vivienda está subiendo, los terrenos rústicos también se están encareciendo", explica Heredia.

Aunque estas casas prefabricadas son muy fáciles de colocar y se adaptan a cualquier terreno, deben cumplir con las condiciones de habitabilidad y con las ordenanzas municipales.

A ojos de la ley son tratadas como bienes muebles -no inmuebles-, por lo que tienen menos trámites burocráticos y requisitos técnicos. Por ejemplo, no requieren permiso de edificación.

Como explica Toni Heredia, lo más beneficioso desde el punto de vista económico es instalarlas en terrenos rústicos y, aunque se pueden conectar a la red, ellos las hacen totalmente autosuficientes mediante placas solares, fosas sépticas y depósitos de agua.

Esta suma de ventajas ha llevado también a que malagueños como Sebastián Calderón hayan optado por comprar una de estas casas.

Él y su mujer compraron una casa móvil en abril y aseguran que afortunadamente no la necesitan como primera vivienda. No obstante, de nuevo la crisis de vivienda golpea a los más jóvenes y cuenta que es algo que sí contemplan para sus hijas.

"Tenemos dos hijas y, tal y como está el mercado laboral y el acceso a la vivienda, no está en sus posibilidades permitirse un piso que vale de 200.000 euros para arriba. Por eso estamos pensando comprar otra para que puedan vivir ellas", concluye el malagueño. EFE

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