Madrid, 15 oct (EFE).- Natalia Menéndez dirige la obra 'Cortázar en juego' con dramaturgia de José Sanchís Sinisterra y Clara Sanchís, que también la protagoniza junto a Pablo Rivero, un texto que conjuga el teatro radiofónico del escritor argentino, como 'Adiós Robinson', junto a textos como 'Rayuela' o 'La casa tomada'.
El espectáculo que se representará en el teatro de La Abadía del 23 de octubre al 7 de noviembre se ubica en la radio de los años 70, que "invitaba a soñar", explica Natalia Menéndez.
A partir de ahí, dos locutores de radio se transforman en los protagonistas de las historias que van narrando, transformándose en esos personajes. "Cortázar nos mete siempre en la piel del niño que llevamos dentro", explica Menéndez quien añade que la "dramaturgia que es un abanico de explosión de lo que es Cortázar".
Sanchís Sinisterra recuerda que esta es su cuarta "reincidencia" en Cortázar (Ixelles-Bélgica, 1914-París, 1984) y señala a Clara Sanchís -su hija- como la culpable.
"Me propuso abordar el archipiélago Cortázar con parte de sus obras de teatro y me cautivo. Se conoce poco que escribió teatro radiofónico con un humor inabarcable, su palabra es sensualidad", describe el dramaturgo.
Por su parte, Clara Sanchís asegura que resulta "muy emocionante formar parte con este espectáculo soñado", que lleva gestionándose desde hace diez años, tras unas lecturas dramatizadas con motivo del treinta aniversario del fallecimiento del autor.
"Sus relatos se han convertido en mi libro de cabecera", confiesa la actriz, que añade que la obra de autor argentino es un "remolino de magia, idas, humor y emoción".
Pablo Rivero asegura que vive el proceso "desde el disfrute y no desde la exigencia de estar junto a con estos referentes del teatro", comenta en relación a sus compañeros.
Tres voces invitadas servirán de guías de un texto en el que se incluyen 'Instrucciones para llorar', 'Lucas, su arte nuevo de pronunciar conferencias' o 'Graffiti'.
"El arte de rebelarse -indica Menéndez- en un hombre tan pacifista como Cortázar que habla de los conflictos desde una estática no violenta. Tiene el poder de transformarte con la palabra; conjugar el dolor y el erotismo, lo áspero con lo más suave, juega permanentemente en el contraste. Una suerte de 'collage' que fluye". EFE
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