La tecnología y la demografía marcaron la I Guerra Mundial, según historiador Ismael López

La obra 'La guerra de las trincheras' de Ismael López examina el impacto de la tecnología y la demografía en el Frente Occidental, analizando batallas clave y el contexto político del conflicto

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Jose Oliva

Barcelona, 13 oct (EFE).- El historiador Ismael López ofrece en su último ensayo, 'La guerra de las trincheras', "una visión global' del Frente Occidental de la Primera Guerra Mundial, en uno de los escasos libros publicados desde España de esta contienda, en la que "la tecnología y la demografía" jugaron un papel fundamental.

Concebido más como divulgación que como estudio académico, 'La guerra de las trincheras' (Ático de los Libros) ofrece a lo largo de casi mil páginas un análisis pormenorizado del Frente Occidental, es decir, lo que sucedió en Francia y Bélgica.

El historiador Ismael López ha explicado en una entrevista con EFE que el objetivo del libro es aportar al lector en español "una visión más formalizada y global" de lo que fue el Frente Occidental de la Primera Guerra Mundial, y aunque en España se han traducido desde 2014, por el centenario, bastantes obras sobre la contienda, no dejan de ser estudios globales que han tenido que sacrificar muchas cosas.

López, que se adentró en esta contienda por el "interés del historiador friki" que busca temas raros, estudió todas las operaciones, el frente interno, la sociedad, la política, y además de desarrollar todas las batallas, incluyendo bajas, pérdidas, avances y retiradas, también muestra las discusiones que hay en los despachos de los altos mandos, que denotan que "los bandos enfrentados no eran monolíticos".

La digitalización de archivos y de obras que ya son de dominio público le han permitido consultar fuentes antes no disponibles, como las memorias de Joseph Joffre, comandante en jefe francés entre 1914 y 1916, publicadas en 1931 en francés y hoy digitalizadas.

Aunque hay precedentes de conflictos mundiales en el siglo XVIII con la Guerra de los Siete Años (1756-1763), o las guerras napoleónicas, la mayor diferencia de la I Guerra Mundial con las anteriores es el nivel  tecnológico alcanzado: "Ametralladoras, cañones de disparo rápido, fusiles de repetición, vehículos blindados".

Además de esa tecnología, muy adelantada a su tiempo, esas armas terroríficas, interviene un factor demográfico, con una masa de población muy grande que permitía movilizar a millones de hombres durante muchísimo tiempo.

Hay otro factor diferencial, una producción industrial de todo tipo de enseres, desde uniformes a alimentos enlatados que permite que esa guerra llegue a esas proporciones casi bíblicas: "En las guerras napoleónicas hubo grandes batallas como Austerlitz o Waterloo, pero en la I Guerra Mundial todas las batallas son así".

Recuerda el autor que "en 1914 las guerras ya no se ganan con una sola batalla, como han explicado algunos ensayos históricos, sino que se dilucida por una sucesión de batallas".

Aunque no fue la primera, "el Marne es la gran batalla de la fase de movimientos en la que los ejércitos luchan aún al estilo napoleónico, y fue relevante porque los franceses y los británicos salvaron París de la invasión alemana, "un símbolo de la resistencia gala frente al invasor que había vuelto de nuevo después de la guerra franco-prusiana".

Las batallas de Verdún y el Somme son de "desgaste" para causar muchas bajas en el enemigo, más de un millón entre ambos bandos.

Analiza también la batalla de Kaiserschlacht, comparable a la del Marne, pero ya al final de la guerra, en 1918, con movimientos de tropas apoyados en carros blindados, en camiones, que denota "la evolución que se ha producido desde un estilo napoleónico hacia una guerra de estilo industrial, que ya recuerda al de la Segunda Guerra Mundial pero en versión más pequeña".

Sin recurrir al mito, López cree que "el caballo fue muy útil todavía en la Primera Guerra Mundial, especialmente en los inicios del Frente Occidental, pero ese papel fundamental decae cuando comienza la guerra en las trincheras.

Lejos de lo que se piensa, la caballería tuvo un mayor protagonismo en otros escenarios de la Primera Guerra Mundial como en el Frente Oriental o en Mesopotamia.

Ismael López analiza asimismo las cuestiones sociales de la retaguardia y también se detiene en otras cuestiones menos tratadas, como el papel de la mujer, las huelgas y la movilización industrial.

En un plano político, el autor escribe sobre el tratado de Versalles, "la paz que quiso ser justa", pero que nació desde "la poca experiencia de los políticos de la época al afrontar la que iba a ser la primera paz mundial" y desde las propias diferencias de los aliados, franceses, británicos y norteamericanos.

Para el historiador madrileño, "Versalles es la clave de por qué estalló la Segunda Guerra Mundial, pues se firmó una paz desequilibrada en la que primó la venganza pura y absoluta".

Recuerda el autor que el Ejército alemán en noviembre de 1918 ha sufrido muchas derrotas, pero no se desintegra, se retira ordenadamente a Alemania, y "para muchos soldados la paz de Versalles es una traición de los políticos, la misma acusación que luego utilizarán los nazis". EFE.

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com cód 4349337 y otros)

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