Sólo David Galván, con una oreja, logra destacar en una tarde gris en Zaragoza

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Paco Aguado

Zaragoza, 11 oct (EFE).- El diestro gaditano David Galván, que cortó al tercero la única oreja de la tarde, protagonizó los únicos momentos destacados de la corrida de hoy de la feria del Pilar de Zaragoza, un festejo de gris desarrollo por la falta de raza o de fuerzas de la mayoría de los astados de la divisa de El Pilar.

De ese descastado conjunto de cuatreños y cinqueños, destacó únicamente ese primero del lote de Galván, que fue el único que aguantó y acudió embistiendo con bravura y calidad a los engaños, a pesar de que perdió en el primer tercio la vaina de su pitón izquierdo, precisamente el lado por donde embistió con más clara profundidad.

La faena que le hizo el torero de San Fernando fue más variada que sólida, en tanto que alternó el toreo fundamental, con un punto de ligereza, con una gran variedad de adornos, ya fueran afarolados, trincherazos o cambios de mano por la espalda, sin llegar a redondear ninguna tanda realmente rotunda.

Fue ya a final de obra cuando Galván acabó de meter al público en la faena con su exacta réplica de la 'poncina', ese muletazo llevando al toro por las afueras con la rodilla flexionada con el que Enrique Ponce lograba últimamente las mayores ovaciones, exactamente como sucedió hoy con su continuador, para el que, por el conjunto, se pidió incluso una segunda oreja a todas luces excesiva.

Ya en el sexto turno, Galván le puso empeño y disposición a un toro hondo que, reservón y a la defensiva, hizo pasar muchos apuros a su cuadrilla en un desafortunado tercio de banderillas.

El gaditano, en cambio, no se arredró ante la complicada reservonería del animal, que acabó por voltearle secamente, como buscaba desde un principio, cuando le entró a matar, inexplicablemente, en la suerte contraria, pasando hacia su querencia de tablas.

La presencia de El Fandi en el cartel, como sustituto de última hora del lesionado Borja Jiménez, no fue bien recibida por parte de los aficionados, que incluso le pitaron tras el paseíllo, por lo que el granadino intentó justificarse y cambiar las tornas recibiendo a su primero con dos largas cambiadas de rodillas.

Pero con un toro medido de raza, que se empleó lo justo pero se movió sin mayores complicaciones, David Fandila no pasó de llevar a cabo un mecánico e insustancial destajo muletero.

Más clase y bravura apuntó desde su salida el serio cuarto, al que Fandi banderilleó con algo más de ajuste que al anterior y sin permitirse ningún alarde, con la misma cautela con la que abrevió después un trasteo de muleta en el que comenzaba a verse desbordado y sin ideas cuando el animal se lastimó la mano izquierda, obligándole así a ahorrar el esfuerzo.

A Paco Ureña le correspondió el lote más vacío del encierro salmantino, pues el segundo acusó demasiado su falta de fuerzas, sin que el murciano llegara tampoco a aplicarle el suficiente pulso para equilibrarle, y el quinto resultó, a pesar de su apuntada calidad, un auténtico inválido que apenas aguantó unos cuantos pases por alto.

FICHA DEL FESTEJO

Seis toros de El Pilar, desiguales de hechuras, volumen y cuajo, y de escaso juego por falta de raza o fuerzas, salvo el tercero, que tuvo clase en sus embestidas, tal y como apuntó también el cuarto, más voluminoso, que se lastimo la pata delantera izquierda.

El Fandi, de caña y oro con remates negros, que sustituía a Borja Jiménez: estocada trasera contraria (algunos pitos); pinchazo delantero y tres descabellos (silencio).

Paco Ureña, de grosella y oro: estocada trasera (ovación); pinchazo y descabello (silencio).

David Galván, de magenta y oro: estocada honda contraria (oreja con petición de la segunda); estocada delantera desprendida (vuelta al ruedo).

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio por la muerte del crítico taurino local Salvador Asensio, hijo.

Séptimo festejo mayor de abono de la feria del Pilar, con algo más de media entrada cubierta (unos 6.000 espectadores), en tarde agradable.

EFE

pa/jlp

(foto)

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