Los ancianos asesinados en Barcelona llamaron "insistentemente" al acusado al descubrir la estafa

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Los ancianos asesinados en su piso del barrio barcelonés de La Bordeta en agosto de 2019 llamaron "insistentemente" al acusado, según los investigadores de Mossos d'Esquadra, tras descubrir que les había robado la tarjeta de crédito. El cabo del Grupo de Homicidios del Área de Investigación Central de Barcelona de Mossos d'Esquadra también ha dicho este miércoles, en el juicio con jurado popular en la Audiencia de Barcelona, que llegaron hasta este comercial tras descubrir en la inspección ocular facturas de "productos de dudosa validez científica" para el bienestar de personas mayores, y que en ellas aparecía su número de teléfono. La empresa estaba a nombre de la pareja del acusado, pero con la tarificación telefónica del número de los albaranes comprobaron que era él quien usaba la línea con que había contactado con las víctimas hasta 50 veces desde abril hasta el 14 de agosto de 2019, dos días antes de la fecha en que tanto la Fiscalía como los Mossos sitúan el doble crimen: el día 16. LA LLAMADA AL BANCO Según el investigador, fue el acusado quien el 12 de julio de 2019, usando "los datos de la tarjeta de crédito de la víctima", se registró en una plataforma de transacciones financieras online para hacerse una transferencia de 100 euros, que fueron ingresados en una cuenta a su nombre, pero al intentarlo por segunda vez la plataforma detectó una cosa extraña, en palabras del policía, y la bloqueó. Ese mismo día el acusado "llama al call center del BBVA y, como los calls centers graban, la podemos recuperar y escuchar su contenido", ha dicho el policía sobre la llamada, que se ha reproducido en el juicio. También le atribuyen cuatro intentos de extracciones de dinero en efectivo en entidades bancarias el 6 de agosto, que coinciden "en lugar y hora exacta" con los repetidores a los que se conectó su teléfono móvil. DETECTARON LA ESTAFA Los investigadores creen que las víctimas se dieron cuenta de la presunta estafa, pues el 7 de agosto el marido fue a su entidad bancaria para pedir que diesen de baja su tarjeta de crédito y le enviasen una nueva, fecha que aparece en el membrete en dos documentos encontrados en el escenario del crimen. Son dos comprobantes bancarios: uno de ellos, de los movimientos de dinero hechos a través de la plataforma de transferencias financieras; el otro, de los intentos infructuosos de extracciones de efectivo en cajeros automáticos. El mosso sostiene que estos papeles "tenían un valor importante en la vida de estas personas" porque, en una casa perfectamente ordenada y limpia, aparecieron sobre la mesa del comedor, el mismo lugar donde se encontraron los cadáveres del matrimonio, en avanzado estado de descomposición. La hipótesis es que el matrimonio llamó al procesado "insistentemente" el 9 de agosto, sin tener respuesta, según los registros telefónicos, hasta que el día 14 consiguieron hablar con él y se citaron el 16 en la casa de los ancianos, día en que se pierde la señal telefónica del acusado durante tres horas y en que aprovechó para poner la tarjeta presuntamente sustraída en la cartera del anciano. NO LOS LLAMÓ MÁS Después del 14 de agosto el matrimonio no hizo ninguna llamada más y el procesado no volvió a llamarlos, y el día 16 es el último en que hay señales vitales del matrimonio, pues él recogió la nueva tarjeta solicitada el 7 de agosto. Él murió de 14 puñaladas y ella tenía 12, pero en el escenario del crimen no se encontró ningún arma compatible con las heridas, por lo que se descartó un homicidio-suicidio desde el principio, y el investigador ha insistido en que se puede deducir, no sólo que la muerte la causó un tercero, sino que "hay una especie de vínculo entre autor y víctimas, por el número voluminoso de puñaladas". UNA LLAMADA EXTRAÑA El hijo de los dos ancianos asesinados ha explicado que el 8 de agosto --un día después de que su padre fuera al banco-- recibió una llamada "muy extraña". En esa llamada, en la que él esperaba que su padre se interesara por su nieta, que estaba de viaje, le preguntó si tenía internet y le pidió que buscara una web, de forma "excesivamente insistente" alegando, en sus palabras, que era de unos chicos a los que le compraban cosas, pero el hijo, temiendo que fuese una estafa de tipo 'phishing', lo cortó en seco sin darle tiempo a que le diese el dominio y cambió de conversación. DELICADA DE SALUD El único hijo del matrimonio ha explicado que en los últimos meses su madre había sufrido "un bajón espectacular", sobre todo a raíz de un ictus, y que casi no salía de casa porque no se sentía segura, en palabras de su hijo, salvo en su zona de confort, que era su piso de La Bordeta. Su padre "día sí y día también" le manifestaba su preocupación por el estado de salud de su madre, pero nunca le contó que hubiese empezado a comprar productos de bienestar, aunque su habitación estaba llena de cajas de estos fármacos, según la policía. El hijo ha precisado que sus padres eran "humildes pero ahorradores", que no tenían deudas y no le consta que tuvieran una tarjeta de crédito. Preguntado sobre si dejarían entrar a extraños a su casa, el hijo ha respondido que su madre era desconfiada y que su padre era muy campechano y muy noble, pero no confiado, pues siempre les repetía tanto a él como a sus nietas que no abrieran la puerta a nadie. "Mi madre, sobre todo, era especialmente prudente, por utilizar un eufemismo, en ese sentido: siempre, durante el día incluso, tenía un pasador, pero durante la noche les había enseñado a cerrar la llave con una media vuelta. En ese caso, ni siquiera estaba esa media vuelta", ha recordado su hijo sobre la noche en que la policía lo llamó para que abriese la puerta, de la que sólo él tenía llaves. LAS JOYAS El fiscal, Félix Martín, ha pedido que se exhiban fotos de joyas que presuntamente fueron sustraídas y vendidas tras el crimen por el acusado --las primeras el 17 de agosto--, y tanto el hijo como una de las nietas de las víctimas han reconocido sin dudas varias piezas y han negado que los fallecidos tuviesen deudas o pasaran apuros económicos, ya que su hijo se encargaba de hacerles la declaración de la Renta. "La primera joya en la que están mis iniciales es el regalo de mi padre a mi madre el día de mi bautizo. Hay otra joya que pone 'te quiero'. Son joyas personalizadas de regalos entre ellos", ha explicado su hijo emocionado, y también ha reconocido un broche que solía ponerse su madre en sus vestidos y el alfiler de corbata que su padre llevaba el día de su boda, entre otros. La nieta mayor ha declarado, afectada: "Yo nunca había perdido a nadie, nunca había pasado ningún duelo, y el primero al que me enfrenté fue a este. Creo que nunca te recuperas de algo así. Mis abuelos, lo que más querían era a mi padre y a nosotras. Vivo por ellos y sigo adelante por ellos", y el presidente de la sala le ha agradecido su entereza y ha dicho que sus abuelos estarían orgullosos. PRISIÓN PERMANENTE REVISABLE La Fiscalía pide para el acusado dos penas de prisión permanente revisable por cada uno de los asesinatos con alevosía y ensañamiento para la facilitación y evitación del descubrimiento de la comisión de otro delito. Además, suma 2 años y 7 meses de prisión por un delito continuado de estafa y 10 años más por dos delitos de robo con violencia y pide que indemnice al hijo de los fallecidos con 300.000 euros y a cada una de sus dos nietas con 100.000 euros por los perjuicios y daños morales causados.

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