Madrid, 9 oct (EFE).- La joven pintora Jara López Sastre, cuyo trabajo está despuntando en las galerías de arte de New York, protagoniza la próxima semana su primera exposición en solitario en España, en Madrid, con una muestra en la que invita al espectador a acercarse al cuerpo de una forma más íntima y personal.
Es lo que busca, según detalla a EFE, López Sastre en 'Lo que queda después de la mirada', una serie de pinturas verticales de óleo en panel, con colores comedidos marrones, beis y rosas e imágenes abstraídas del cuerpo, de pliegues de piel, para así despertar la imaginación del espectador, "fuera del ámbito del sexo y lo erótico".
Con su obra, esta madrileña de 23 años, pretende confundir un poco al espectador con qué es lo íntimo del cuerpo, y lo hace con imágenes muy abstraídas y sobre todo muy enfocadas en una parte muy específica, como por ejemplo el pliegue del hombro con la axila.
"Tú no sabes si estás viendo una ingle, pero sí sabes que estás viendo algo que quizá no deberías ver", explica esta joven artista con una formación académica arrolladora en Estados Unidos, donde ha participado en diez exposiciones colectivas.
Ha pasado por la Universidad de New York, ciudad en la que reside; la Escuela de Diseño de Rhode Island y la Universidad Boston College, además de en el Estudio de Bellas Artes de Londres, y ha trabajado ya con artistas reconocidos internacionalmente como Adrian Schachter, Agnes Questionmark o Marcus Jahmal, además de exponer en galerías como la Palo Gallery.
Ahora, pisa suelo español para su primera exposición en solitario, -el Ateneo de Madrid del 14 al 19 de octubre-, con casi una treintena de pinturas en las que las formas y los colores darán pistas al espectador sobre que es lo que está viendo.
Una recreación con la que pretende "maximizar la capacidad de la obra" porque, como argumenta, "si haces un trazo muy delineado y la curva muy definida, dónde está todo muy específico, no dejas que haya nada más allá de esa imagen".
Esta forma de pintar la ha llevado anteriormente a la fauna marina, peces, peceras y jarrones también de cristal para "construir y reinventar la forma femenina a través de la vida acuática y la naturaleza como encarnaciones metafóricas del cuerpo de la mujer".
Su obra se acompaña de un poema, también de la autora, con el que insiste en la participación del espectador en esa mirada íntima.
"La suave caricia del satén/ que sobre la piel se posa, roza con ternura/.-escribe la artista.- El delicado acto de tocar. El tacto que consume la intimidad de un cuerpo sin recelo./ Cuerpos con la capacidad de una cortina./ La contorsión de los pliegues que nos visten./ Satén que revela las intimidades de la piel del ayer/ se presenta desnuda para ser vista, para ser consumida."
La exposición esta comisariada por Andrea Torriglia de Altolaguirre, que con tan solo 29 años dirige la galería Gratin, situada en el East Village de Nueva York. EFE
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