Javier Herrero
Madrid, 8 oct (EFE).- La Casa Azul celebra esta semana 25 años de existencia tras haber irrumpido como una "fantasía" pop en un panorama dominado por el rock de guitarras y hacerse respetar gracias a hitos como 'La revolución sexual', que su autor postuló a Eurovisión en una gala -recuerda a EFE- "con 40 grados de fiebre".
Para conmemorar el lanzamiento de su primera canción, 'Cerca de Shibuya', se celebrarán dos conciertos especiales: este miércoles en el Sant Jordi Club de Barcelona con todo el aforo ya agotado y el próximo viernes, 11 de octubre, en el Wizink Center de Madrid.
Enamorado por igual de la música melódica de los 70 con referentes como Mocedades que del rock alternativo de My Bloody Valentine, Guille Milkyway -artífice real del proyecto- confiesa que las dificultades para encontrar cómplices musicales le llevaron a inventarse La Casa Azul.
"Tuve un superdesengaño amoroso y de golpe necesité hacer esto, volcar mi mierda y vestirlo como quisiera. A mí me encantan los grupos, pero me costaba encontrar con quién, así que pensé en aquellas bandas de dibujos animados o grupos falsos tras los que en realidad había músicos de estudio. Así monté mi fantasía, como un divertimento", rememora.
El proyecto comenzó a rodar como un grupo independiente con miembros ficticios y el único objetivo de "grabar discos" como sus primeros LP: 'El sonido efervescente de La Casa Azul' (2000) y 'Tan simple como el amor' (2003), que gestó "de noche, cuando llegaba de trabajar".
La escena alternativa en la que entró con Elefant Records estaba entonces prácticamente monopolizada por los grupos de rock de guitarras. "Nunca tuve esa figura del hermano mayor como mentor, así que accedí a la música de una manera ultralibre, sin prejuicios, hasta que descubrí que, según en qué entornos, había unas cosas más aceptadas que otras", recuerda.
Lamenta que "reconocer entonces que te gustaban determinados artistas era un poco como una salida del armario" y señala las dificultades para abrirse hueco ante "cierta prensa especializada" para la que hacía "música basura" o que ni siquiera les referenciaban en sus crónicas.
"Lo que pasa es que, si no cambias el foco y perseveras en tu idea porque realmente es lo que te realiza, inevitablemente acabarás teniendo credibilidad, porque aunque solo sea por el hecho de llevas 15 años, no puedes estar equivocado", opina.
Diez años antes de 2018, cuando decidió montar un grupo estable para los directos de La Casa Azul, otro hecho que marcó el devenir del proyecto hacia audiencias más masivas fue su apuesta por participar en 'Salvemos Eurovisión', el programa que abrió por primera vez a todo el mundo la posibilidad de representar a España en el citado festival.
Como "fan de Eurovisión", le pareció una decisión "muy natural, sin ningún afán de nada", y así postuló 'La revolución sexual', una moderna fórmula musical en el año de Rodolfo Chikilicuatre, viéndose de repente envuelto en un torbellino mediático.
"No sé si lo he contado alguna vez, pero me puse enfermo. Lo había estado toda la semana, pero el día de la gala estaba a 40 de fiebre y el anterior había estado intubado en el hospital con un ataque de asma, muy mal de la voz, porque cuando estás muchas horas así la tráquea te queda fatal. Y solo era eso, incapacidad de asumir la presión", desvela.
La canción quedó en tercer lugar, pero su proyección siguió creciendo con los años hasta sumar a día de hoy más de 69 millones de reproducciones en Spotify, feliz de gozar de los frutos de esa "cómoda posición del ganador moral, sin haber acarreado los problemas".
Milkyway mira ahora con orgullo su repertorio, incluidos cortes tan iniciales y aferrados a su momento vital como 'Hoy me has dicho hola por primera vez'.
"Siempre he narrado mi vida a través de esa propuesta artística con cierta cosa inocente. Eso te salvaguarda mucho, porque cuando ahora lo canto, no estoy haciendo un papel, ya que aún hay algo muy trascendental en ello", defiende en contra de la "excesiva intelectualización alrededor de las cosas".
Para 2025 prepara nuevo álbum, el primero desde 'La gran esfera' (2019), un largo lapso que se ha convertido en habitual en su discografía, con solo cinco trabajos en todo este tiempo.
"Me lo tomo con calma porque sufro y me provoca ansiedad cuando no soy capaz de tirar adelante y cerrar un disco. Vuelven muchas inseguridades y empieza un auto-odio", confiesa, antes de confirmar que ahora mismo tiene "suficiente canciones grabadas como para más de un disco". EFE