Lucía Serrano ('Tu cuerpo es tuyo') escribe contra las etiquetas que dañan a los niños

Lucía Serrano explora en '¡Fuera etiquetas!' cómo las palabras pueden limitar a los niños, fomentando un diálogo sobre la diversidad y el impacto de las etiquetas en su desarrollo emocional

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Madrid, 7 oct (EFE).- Lucía Serrano (Madrid, 1983) es ilustradora y madre de tres hijos de 4,6 y 8 años, una doble faceta que le ayuda a crear libros infantiles, desde el exitoso 'Tu cuerpo es tuyo' al recién publicado '¡Fuera etiquetas!', en el que trata de desmontar prejuicios dañinos.

Para llegar a un público infantil (el libro está dirigido, en principio, a niños de 4 a 8 años), lo primero que explora es la propia palabra 'etiqueta', qué significa y de dónde viene: "Las personas necesitamos las palabras para describir todo lo que vemos, imaginamos y sentimos (...) Pero si las usas a la ligera, las palabras pueden encasillarte".

La 'llorona', el 'intenso', el 'pegón', la 'pesada' son etiquetas que se adhieren a los niños y que les llevan a menudo a repetir las actitudes que se les achacan, o a sentirse mal si su apelativo es el de 'bueno' o 'estudiosa', y de repente no cumplen las expectativas, explica Serrano.

Acompañada de sus característicos dibujos de niños, la ilustradora -autora de libros con los que ha obtenido importantes galardones como el Princesa de Éboli en 2008 por 'El día que olvidé cerrar el grifo', o el del Fondo de Cultura Económica por '¡Qué niño más lento!' (2010) - remarca que "las personas no somos una, ni dos, ni tres palabras. Somos muchas palabras a la vez y eso está bien".

"Necesitamos irle poniendo títulos a todo, para tranquilizarnos", reflexiona Serrano en una charla con EFE, en la que explica que la gente adulta que lee este libro "también se queda removida".

Remarca cómo los niños empiezan a describir como un primer paso natural lo que ve a su alrededor, sin ningún juicio de valor, por ejemplo si tienen una compañera de clase con piel marrón.

Pero muy pronto, a los 4 o 5 años, "pueden empezar a aparecer actitudes y palabras peyorativas o de rechazo al diferente", un comportamiento que -a su juicio y aunque ella no es pedagoga ni psicóloga, remarca- es aprendido, y que reproduce lo que los niños ven y escuchan en su entorno.

Serrano destaca a este respecto que "los libros son una gran herramienta para desmontar cosas", y que sirven para empezar a hablar y reflexionar sobre las etiquetas que nos ponemos, que ponemos y que nos ponen. EFE

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