Curri Carrillo
Sevilla, 7 oct (EFE).- El triunfo del Sevilla contra el Betis (1-0), con la tradicional polémica incluida por el gol de Dodi Lukébakio por un discutible penalti por una mano de Diego Llorente, estando de espaldas tras un salto, ha relanzado al equipo entrenado por Xavi García Pimienta, quien, tras un mal inicio, sale muy reforzado como nuevo patrón de un limitado proyecto sevillista.
La crisis institucional, económica y deportiva del Sevilla, y como consecuencia la evidente bajada del nivel de su plantilla respecto a sus años dorados -siendo un fijo en Europa y, además, con títulos-, no se notó en el derbi del Ramón Sánchez-Pizjuán, donde los del barrio de Nervión se impusieron por ímpetu, ardor y ambición, con independencia de ese 'penaltito' por unas manos que en el fútbol de siempre jamás hubiera sido pitado, para sumar 7 de 9 puntos posibles.
Son otros tiempos, antes estaba vigente la voluntariedad o no como concepto. Ahora, no. Esto ha cambiado, la realidad es otra, casi inabarcable e ininteligible para el común de los 'mortales' aficionados al fútbol, e incluso, al decir de muchos profesionales, con ello se están cargando el fútbol de verdad, porque las reglas, las normas, no están claras o son ampliamente interpretables.
Toda esta maraña normativa y estatutaria de lo que es penalti o no, de qué influye y qué afecta o no, de cuál es la posición, el sentido o la motivación de tal o cual movimiento corpóreo, o simplemente de la suerte que tengas si te da así o asá, diluye al fútbol clásico.
Es cuestión de que te toque la china o no. Cuando es en contra, hay mil argumentos alegables para defender que la mano no ocupa un espacio antinatural ni se hace grande o que la consecuencia era nula porque el balón no iba a portería; y cuando es a favor, todo lo contrario para decir que si la actual norma lo recoge, que si la mano está muy despegada del cuerpo u otras alegaciones.
Al final, el resultado es el que manda. En este derbi fue 1-0 coincidiendo con el último de una leyenda histórica e inigualable para el sevillismo como el ya plusmarquista de los duelos de rivalidad hispalense, Jesús Navas, con 28 (12 triunfos, 10 empates y 6 derrotas). El tímido y, a la vez, carismático y 'eterno' capitán del Sevilla se retira, como ha anunciado, a finales de año, aunque casi todo el mundo quiere convencerle para que siga, entre ellos García Pimienta.
Navas, el chico callado que sólo vive para el fútbol, dejará a su equipo del alma huérfano de referentes que saben lo que es vivir desde pequeño un sentimiento, blanquirrojo o verdiblanco dependiendo de si has mamado en una cantera u otra de los dos clubes sevillanos, y lo hará porque no puede más, por su doloroso problema crónico de cadera.
El derbi, más allá de polémicas, también ha dejado claro que el Sevilla, con un bloque mucho más armado en una zaga que pivota sobre el internacional francés Loïc Badé, un grupo muy solidario y dos 'cuchillos' por las bandas como el belga Dodi Lukébakio y el nigeriano Chidera Ejuke, ha cambiado su actitud, su esquema de juego y su compromiso.
García Pimienta, sorprendentemente renovado hace dos semanas tras derrotar al Valladolid (2-1) en una propuesta recibida cuando todavía no había ganado ningún partido (justo antes de vencer por 1-0 al Getafe en la quinta jornada), parece haber dado con la tecla, aun modificando algunos de sus postulados como la salida con el balón jugado a toda costa.
El barcelonés está demostrando ser un entrenador permeable, que se adapta a lo que tiene, y el equipo comienza a responderle, aunque la buena racha actual no oculta las carencias de la plantilla y la disminución de la calidad individual y grupal de un Sevilla que ha pasado de jugar todos los años en Europa, a veces la 'Champions' y otras su torneo fetiche, la Copa de la UEFA/Liga Europa, a sólo tener LaLiga y la Copa cuando llegue.
Aún así, y más tras su triunfo en el derbi contra el Betis y su anterior empate a uno contra un rival poderoso como el Athletic Club en San Mamés, el equipo sevillista ha disipado muchas dudas tras su mal comienzo del curso, con 2 puntos de 12 posibles merced a sendos empates en Las Palmas y Mallorca y derrotas caseras ante Villarreal y Girona.
A partir de ahí, y salvando el borrón del pésimo partido con derrota en el campo del Alavés (2-1), el Sevilla se rehizo con su primer triunfo en LaLiga, sufriendo frente al Getafe en casa (1-0), y tras su debacle en Mendizorroza ha enlazado tres jornadas con dos victorias y un empate: 2-1 ante Valladolid, 1-1 en Bilbao y 2-1 contra el Betis.
Curiosamente, sus tres últimas victorias, todas en casa, han llegado en partidos en los que acabó los últimos minutos con diez hombres sobre el campo por las expulsiones del canterano Juanlu Sánchez ante los getafenses; del brasileño Marcos Teixeira contra los pucelanos; y el francés Tanguy Nianzou, ayer frente al eterno rival. EFE