Fernando Adrián y Borja Jiménez se fueron de vacío en su mano a mano otoñal.

Mala tarde para Fernando Adrián y Borja Jiménez en el ciclo otoñal de Las Ventas, donde ambos matadores no lograron cortar orejas tras un mano a mano sin triunfos claros

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Madrid, 5 oct (EFE).- Una encastada corrida de Victoriano del Río brindó, en la madrileña plaza de toros de Las Ventas, el triunfo en el mano a mano disputado por un difuso Fernando Adrián, y un enrazado Borja Jiménez, que dio una vuelta al ruedo y derrochó entrega, aunque falló a espadas.

Con la ovación dispensada a Fernando Adrián y Borja Jiménez al romperse el paseíllo, de entrada, la plaza reconoció el interés -y el mérito ganado en el ruedo- que a priori tuvo este mano a mano, quizás merecedor de ocupar la fecha del 12 de octubre.

Fernando Adrián puso las cartas sobre la mesa desde el principio, yéndose a porta gayola en el primero, y siguiendo largando capa de rodillas a continuación. También Jiménez dijo "Aquí estoy yo" con un jaleado quite por chicuelinas.

En la muleta Adrián no se entendió con el encastado ejemplar de Victoriano del Río hasta la tercera tanda de derechazos, que supuso el aislado cénit en un trasteo de indudables ganas pero de escasas sutilezas a un toro que se movió con emoción y cierto desorden.

El tercero humilló y tuvo gran clase por el pitón izquierdo. Un Fernando Adrián espeso y algo molestado por el viento no supo aprovechar debidamente ni este ni el derecho, por el que también se dejó su antagonista, aunque con menor recorrido. Lo mejor llegó en la contundente estocada a la primera, que ejerció de tapabocas para quienes vocearon la falta de acople muleteril.

Adrián mejoró la imagen ofrecida en sus dos primeros toros en el quinto, con el que comenzó faena de rodillas en los medios, reclamando la atención y el aprecio de los tendidos. Lo consiguió parcialmente, con una actitud más templada que se reflejó en un mejor manejo de las velocidades, destacando un pase del desdén y dos naturales hacia las tablas lentos y de regusto.

Sufrió dos achuchones de los que se escapó milagrosamente, pinchó y se fue de vacío en una tarde que, por parte del torero madrileño, sin que faltara la entrega, requirió de una gestión netamente mejorable en el ruedo.

Borja Jiménez no se quedó en el burladero a recibir al segundo, sino que tomó el camino de la puerta de chiqueros para hincarse de hinojos y, después, hacer rugir a la plaza por verónicas.

Tras un magnífico segundo puyazo de Tito Sandoval, al que el toro acudió pronto y entregado -aunque apenas fue picado- el sevillano inició trasteo con un contraindicado comienzo sentado en el estribo, si bien lo bueno llegó en los doblones de inicio, magníficos por ceñidos y compuestos.

Luego brotaron varias series de derechazos descolgado de hombros, de trazo corto y sabor largo, el mentón hundido y la tela baja, evitando el punteo final del enrazado toro de Victoriano, de nombre Enamorado, que protestó más por el izquierdo.

El epílogo llegó, de nuevo, doblándose por bajo, remontando un nivel que había decaído levemente. Si no hubiera pinchado habría paseado una oreja y seguramente se le habrían pedido las dos. Pero pinchó y dio una vuelta al ruedo.

El cuarto, también saludado por Jiménez de rodillas con una larga en la puerta de chiqueros, duró cuatro tandas que Borja aprovechó parcialmente, en un comienzo vibrante, de nuevo doblándose genuflexo, y rematando de rodillas en varios derechazos ceñidos y jaleados. Sin embargo el trasteo entró en un valle posterior con dos desarmes inoportunos, en el que las tandas se sucedieron sin decir gran cosa, con el toro desfondándose finalmente.

Barbuquejo, que así se llamaba el sexto, se arrancó al caballo con ímpetu que luego refrendó metiendo la cara abajo en el peto de un ovacionado Manuel Jesús Ruiz Román, empujando con fijeza en ambos encuentros.

Jiménez estuvo firme, de nuevo primando el trazo corto de los muletazos aunque poniéndole mucha apostura, asomándose a las embestidas. No obstante el trasteo fue a menos, contando con un feo final en forma de bajonazo, el cual dejó aún más cabizbajos a los que anhelaban un triunfo incontestable que ayude a renovar el escalafón.

Falta hacía, pero no llegó.

Ficha: Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Quinto festejo de la Feria de Otoño. Corrida de toros mano a mano. 21.412 espectadores.

Se lidiaron seis toros de Victoriano del Río, bien presentados. Primero encastado aunque falto de ritmo, ovacionado en el arrastre. Buenos segundo y tercero, ovacionados en el arrastre. Cuarto manejable. Quinto y sexto manejables, sobre todo por el izquierdo.

Fernando Adrián (de tabaco y oro): estocada entera desprendida (leves pitos); estocada entera desprendida (silencio); casi media arriba y dos descabellos (ovación con saludos tras aviso).

Borja Jiménez (de blanco y oro con remates en negro): pinchazo y estocada casi entera arriba (leve petición no atendida y vuelta al ruedo tras aviso); pinchazo, media arriba tendida y tres descabellos (silencio con aviso); estocada casi entera caída y trasera (silencio con aviso).

Álvaro de la Calle (de verde hoja y oro) actuó como sobresaliente. EFE

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