Madrid, 4 oct (EFE).- Los médicos de familia están totalmente en desacuerdo con las bajas flexibles por entender que cualquier situación que flexibilice rompe el criterio médico y una baja implica incapacidad para realizar actividad laboral, pero sí estarían abiertos a altas parciales, adaptadas a la situación del paciente.
En una entrevista con EFE, el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y miembro del Grupo de Salud Mental, Lorenzo Armenteros, explica que el "alta flexible o parcial" tiene una supervisión médica y admite la posibilidad de incorporarse a la actividad laboral si el trabajo se adapta a sus condiciones de salud física o emocional o contribuye a su mejora.
"Es diferente una persona con una depresión mayor o una persona con una fractura de calcáneo, ya que esta última podría hacer desde casa un trabajo parcial pero el que tiene depresión mayor posiblemente no tiene alternativa", precisa.
No obstante, en caso de ser una depresión mayor en curación o en remisión se podría hacer una adaptación parcial a su actividad, reversible si el proceso no mejora: "Eso tiene que ser valorado por un médico", asegura.
Armenteros considera "una frase errónea" que en esa reforma de las bajas laborales que plantea el Gobierno se aluda, en concreto, a los pacientes con cáncer.
El portavoz de la SEMG recuerda que "el cáncer en sí no es una enfermedad, son múltiples tumores con muchas afectaciones y situaciones que generan un proceso invalidante a nivel físico y emocional", por lo que dirigirse a ellos, en concreto, hace pensar que es porque tienen bajas más largas.
Admite Armenetros que esta reforma se dirige a los pacientes con bajas de larga duración (más de tres meses) ya que el que tiene una baja por gripe, covid o un esguince está unas semanas y cuando se incorpora "se da por hecho que el proceso está resuelto".
Al hilo del Día de Salud Mental, el 10 de octubre, que este año se centra en el ámbito laboral, Armenteros informa de que las bajas médicas por trastornos mentales de todo tipo prácticamente se duplican, con un aumento gradual desde la pandemia.
Armenteros explica que el perfil ha cambiado y si antes de la covid eran mayores de 40 años, desde 2020 los pacientes son más jóvenes.
También comenta que en la población joven hay menos capacidad de resistir la frustración, cuestiones como un fracaso escolar o amoroso que en otras épocas estaban normalizadas ahora pueden provocar un estado emocional patológico, que deriva en baja laboral.
Según este médico, el primer lugar de las bajas laborales lo ocupan las enfermedades osteomusculares y en el segundo ya se encuadran los trastornos emocionales de cualquier tipo (ansiedad en diferentes grados, reactiva, generalizada, depresión y estrés).
En general, dice Armenteros, las bajas por trastorno mental son siempre de larga duración: "Antes de tres meses no se puede hablar de reducción de síntomas y normalmente hay que esperar al semestre para tener datos indicativos de que el proceso va en mejoría".
Admite que hay pacientes con trastorno mental que se curan totalmente, pero otros son recurrentes y cada caso es más grave que el anterior, y requiere más tiempo de baja.
Armenteros reconoce que hay tendencia a ocultar que se padece una enfermedad mental en el ámbito laboral, por lo que pide normalizar "porque tener un trastorno de salud mental es como tener una artrosis de rodilla, naturalizarlo es la única manera de que te puedan ayudar".
Un estudio de la Confederación Estatal de Salud Mental afirma que el 87 % de las personas con trastorno mental esconde su enfermedad a sus compañeros de trabajo. Armenteros recuerda que los médicos nunca informan a la empresa del motivo por el que está de baja el paciente.EFE