Barcelona, 4 oct. (EFE).- El tiroteo del pasado 4 de abril entre dos grupos familiares vinculados al tráfico de drogas y enfrentados en una disputa territorial en el distrito de Nou Barris de Barcelona se produjo ante una escuela, que se tuvo que confinar, en una calle llena de peatones, que oyeron más de veinte detonaciones.
Así lo han detallado hoy los Mossos d'Esquadra en un comunicado, tras detener el pasado 30 de septiembre en Barcelona y Palau-Solità i Plegamans (Barcelona) a cuatro miembros de uno de los grupos y a dos del otro, uno de los cuales resultó herido por arma de fuego.
El tiroteo se produjo el pasado 4 de abril a plena luz del día, en la calle Góngora de Barcelona, que estaba llena de peatones, ante una escuela, que tuvo que ser confinada hasta que la presencia policial restableció la normalidad en la zona, según los Mossos.
De hecho, uno de los proyectiles impactó en una furgoneta de reparto de servicio y otro en un taxi, mientras que uno de los detenidos resultó herido en la espalda por el impacto de una de las balas.
Los Mossos precipitaron las seis detenciones el pasado 30 de septiembre, tras meses de investigación, al constatar que la tensión entre los dos grupos familiares iba en aumento y que era probable que se volviera a producir un enfrentamiento armado.
La principal hipótesis de los Mossos es que el tiroteo se enmarcó en las disputas territoriales entre los dos grupos familiares que, pese a que convivían en el distrito de Nou Barris, frecuentaban diferentes zonas.
De hecho, según los investigadores, el acceso o las incursiones de alguno de los grupos en zonas controladas por el otro provocaron pequeños enfrentamientos que fueron aumentando de intensidad, hasta el punto de que incluso después del tiroteo algunos de los autores se desplazaron fuera del barrio.
Los detenidos, que tienen entre 25 y 63 años de edad, suman entre todos ellos 46 antecedentes, en su mayoría por tráfico de drogas y delitos violentos.
La policía científica inspeccionó la zona del tiroteo y recogió varios restos balísticos pese a que, según los Mossos, algunos de los investigados de ambos grupos recogieron vainas del suelo para dificultar la labor de los agentes.
De hecho, según los Mossos, los testigos relataron que habían oído más de veinte detonaciones.
En su análisis, los Mossos han determinado que las vainas localizadas se habían disparado desde dos armas distintas: una efectuó cinco disparos desde el portal del domicilio de uno de los investigados y la otra siete a unos cincuenta metros del domicilio de otro detenido.
Asimismo, los Mossos han constatado que una de las armas también se utilizó el 27 de septiembre del pasado año en un tiroteo contra un piso ubicado también en Nou Barris, supuestamente relacionado con entornos delincuenciales asociados al tráfico de drogas.
En el marco de su investigación, los Mossos también han averiguado que todos los investigados disponían de armas y munición o que las podían lograr de forma relativamente sencilla en su entorno.
Los Mossos mantienen la investigación abierta para determinar si las armas intervenidas en los registros -dos armas de fuego cortas, con tres cargadores y munición, un arma simulada y otra de aire comprimido- se utilizaron igualmente en otros incidentes con armas de fuego.
En los registros también se intervino un chaleco antibalas, munición de varios calibres y una treintena de armas blancas, como puñales, machetes y espadas, así como un puño americano, un aerosol de defensa, una porra extensible, una pistola eléctrica, 26 tabletas de hachís con un peso total de 2 kilos, 400 gramos de marihuana y 13.000 euros en efectivo. EFE