Fotos, esculturas, pinturas y ropas de viajes en pateras muestran la magua del inmigrante

La exposición en Casa África reúne obras que reflejan la nostalgia del migrante, incorporando relatos de viajes en pateras y la memoria de quienes abandonan su identidad en busca de nuevas oportunidades

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Las Palmas de Gran Canaria, 3 oct (EFE).- Fotografías, pinturas, esculturas, grabados, vídeos y una instalación con prendas de ropa de inmigrantes llegados en 2001 a playas de Fuerteventura muestran desde este viernes en Casa África la magua, pena o nostalgia que siente quien embarca en un cayuco hacia Europa por dejar atrás su identidad.

Esta exposición colectiva sobre relatos migratorios, que se podrá visitar hasta el 3 de diciembre, incluye fotografías de Mamadou Gomis y Juan González, esculturas de Orlando Hernández, grabados de Fátima Suleimán, pinturas de Esther Vega e instalaciones y vídeos de Javier Camarasa.

Este último artista, residente en Fuerteventura, ha explicado este jueves en la presentación de la muestra que las prendas de ropa con las que ha confeccionado una instalación las recogió en 2001 de distintas playas de esta isla, donde quedaron abandonadas tras la llegada de pateras.

Las personas que arribaban en esas embarcaciones precarias llegaban mojados y muchos traían consigo un hatillo con ropa seca, que se ponían una vez en tierra, dejando atrás las prendas con las que habían hecho su travesía desde África.

Camarasa recogió algunos de esos ropajes abandonados y, con ayuda de Cruz Roja y de otras personas de Fuerteventura cercanas a los recién llegados, reconstruyó las historias personales de quienes los llevaban, unos textos que, junto a fotografías de cómo fueron encontradas, acompañan a estas prendas en esta instalación.

Fátima Suleimán aporta a esta muestra una serie de grabados con los que pretende simbolizar los juegos de infancia del imaginario colectivo que acompaña a los migrantes africanos en su arriesgada travesía hacia Europa.

Unos viajes en los que ponen en peligro o pierden sus vidas, y que preferirían no hacer, como explican muchos en los vídeos de Camarasa, pero a los que se ven abocados ante la imposibilidad de hacerlos, dada la carestía de los visados, por vías seguras, como las aéreas, que sí pueden usar los europeos para ir a ese continente.

Esta exposición parte de la premisa de que todos los pueblos tienen un término para designar la nostalgia que siente el migrante por lo que deja atrás: un imaginario de recuerdos y tradiciones, hábitos y costumbres, música y gastronomía, valores y normas, mitos y creencias, que conforman sus referencias identitarias y su visión del mundo, ha explicado el director de Casa África, José Segura, quien ha recalcado que en Canarias se usa la palabra magua para aludir a este sentimiento, de ahí que este término de nombre a la muestra.

Su comisario, el profesor jubilado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Javier Mamely, ha pedido al público que trate de interpretar en muchas de las piezas de esta exposición "las segundas y terceras lecturas" que encierran, como las forjas de Orlando Hernández, que, aunque aparentemente homenajean a los vientos, son figuras que también podrían aludir a "los secretos y la memoria que transmiten" o los que se "esconden bajo los árboles", tan importantes en África como lugares de encuentro y convivencia.

Mamely ha destacado que también hay dobles lecturas en las túnicas rojas de Esther Vega, que, además de simbolizar la vestimenta femenina habitual en determinadas zonas de África, podrían aludir a las mantas de ese mismo color con las que Cruz Roja brinda abrigo a las personas que llegan a Canarias en pateras y cayucos. EFE

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