Javier Herrero
Madrid, 3 oct (EFE).- Con nuevo disco bajo el brazo, 'Barullo', Baiuca presenta sus credenciales: acumula ya cinco Premios de la Música Independiente (MIN) y llena salas como La Riviera en Madrid con su atípica mezcla de electrónica y folk cantado en gallego, pese a lo que ha demostrado "que se puede llegar lejos".
Tras 'Embruxo' (2021), su anterior LP, ha contado a EFE que "sentía la necesidad de hacer música sin pensar en nada en concreto" y que haempezado a dejarse llevar y a hacer cosas que antes no se atrevía, "como expresar con tanta libertad esa faceta electrónica", con sus referentes más marcados.
"Antes ponía el foco sobre todo en que hubiera mucha Galicia en mi música, pero ahora entiendo que esa parte ya era parte de mi identidad y que no necesitaba mostrarlo tan claramente", ha explicado en Madrid el artista llamado Alejandro Guillán (Caoira, 1990), unos pocos días después de publicar 'Barullo' (Raso Estudio).
Sin proponérselo, el pontevedrés empezó a dar forma a un proyecto en el que "la electrónica estaba más presente, las voces eran más melódicas y las letras empezaban a girar en torno al baile, con más bpms y la percusión un poquito más atrás", ha contado.
Así llegó a su "disco más electrónico", pero "siendo aún un proyecto absolutamente gallego", con dos muñeiras en el repertorio sin ir más lejos y letras que en varios casos recuperan coplas anónimas de su tierra. Incluso ha incluido instrumentos como guadañas, hoces o conchas, procesadas para darle un sabor particular a su sonido.
"Antes me sentía más autor, porque me daba más respeto llamarme productor, pero después de tres discos sí que empecé a sentirme más productor. Entiendo más cuáles son las claves y hacia dónde tengo que ir, aunque me sigo considerando un buen creador de canciones", ha subrayado ante su intrincado proceso creativo.
Su irrupción ha coincidido con lo que en su opinión fue un resurgimiento en España de la escena electrónica por un lado y, por otro, con la revitalización de la música gallega en el resto del país, tras aquella oleada de los 90 protagonizada por músicos como Carlos Núñez, Luar Na Lubre o Milladoiro.
"Después se instaló esa idea de que no podías salir de Galicia, que ir a Madrid era complicado, incluso proyectos que eran de rock y cantaban en castellano. Yo quise romper esa barrera, saber que podía mostrar mi música fuera, como otros artistas que han salido en los últimos años de allí, y demostrar que se puede llegar lejos cantando en gallego", ha declarado.
Sonríe cuando se le cita "el punto de inflexión a nivel popular" que supuso el primer Benidorm Fest en 2021 con Tanxugueiras. Para entonces, él ya había publicado 'Solpor' (2018), su primer LP, y el citado 'Embruxo', y empezaban a dar la cara propuestas como las de Aliboria o Rodrigo Cuevas.
"Cuando me vine a vivir aquí, empecé a sacar pecho porque vi que nos tenían en más estima fuera de Galicia del que pensábamos muchas veces", ha confesado.
Sobre por qué nunca ha colaborado con Tanxugueiras, se ha limitado a señalar que "nunca se dio", aunque en este álbum son muchas las colaboraciones de artistas de aquella escena, como Felisa Segade, con 30 años de trayectoria.
"Podría haber llamado a mucha gente que me habría ayudado a tener más visibilidad, gente a la que le va muy bien, pero en un LP no busco eso, sino ser más un descubridor de artistas que fuera de Galicia no son tan conocidos", ha dicho ante nombres como Lilaina, Antía Ameixeiras o Xurxo Fernandes.
A él también le va muy bien. Solo en la última edición de los Premios MIN logró tres galardones, un logro que sin embargo pareció evaporarse demasiado rápido, en su opinión. "Me han pasado cosas extraordinarias, increíbles, pero siento que muchas veces no se habla de los hitos que consigo. Luego hay otros artistas que hacen lo mismo y sí se habla", ha detallado.
"No sé cuántos artistas hay que puedan llenar dos veces La Riviera y con un proyecto como el mío. Nunca lo había mencionado así de esta manera, pero sí que creo que hay veces que no se le dan valor a esos éxitos", ha lamentado este artista independiente, en un tirón de orejas tanto para medios como para público.
En su agenda, y con un espectáculo renovado de cuidada factura visual (que incluye las luces de Andreu Fábregas, colaborador de C. Tangana), aparecen fechas próximas en Murcia (26 de octubre, Desc Festival) o Bilbao (16 de noviembre, Sirimiri) y su proyección crece incluso fuera de España, tras haber tocado en puntos de Alemania, Países Bajos o Hungría este mismo año.
"Se entiende muy bien y este disco más, porque en Europa les gusta mucho la electrónica. Además, mi música no es para contar historias, las letras no tienen esa importancia, y creo que les gusta ver de repente instrumentos que no conocen, aunque sean muñeiras y ritmos que según en qué sitios no tendrían porqué conectar tanto", ha celebrado Baiuca, que también estará el 28 de febrero en La Riviera.