Rocío Muñoz Jiménez
Lisboa, 2 oct (EFECOM).- Con el inicio del curso los universitarios portugueses se enfrentan a la subida de los alquileres de la vivienda, por lo que cada vez es más habitual que vivan a las afueras de Lisboa, ya que el precio del metro cuadrado se ha disparado en la ciudad.
Los últimos datos del portal inmobiliario Idealista sitúan en 20 euros el metro cuadrado en el distrito de Lisboa -que engloba la capital y varias localidades próximas-, un dato más elevado que en la Comunidad de Madrid, que cuenta con el precio más alto de España (18,7 €/m2), seguida de las Islas Baleares (18,7 €/m2) y Cataluña (17,4 €/m2).
Lisboa no es la única zona lusa afectada por la carestía de los arrendamientos, que también son elevados en Oporto (15,4 €/m2), Faro (14,6 €/m2) y la isla de la Madeira (13,7 €/m2).
Este problema afecta de manera directa a los universitarios, que cada año sufren las consecuencias de unos precios del alquiler que no paran de subir y que en septiembre han aumentado el 4,5 % interanual.
Es el caso de Juliana Carro, de 19 años, que continúa en el mismo apartamento en el que vivía el año pasado. Tardó unos tres meses en encontrarlo, porque "es muy difícil", dijo la estudiante de Odontología, que añadió en declaraciones a EFE que tuvo suerte porque una amiga se lo consiguió.
Paga 400 euros por su dormitorio en una casa "bastante grande" que comparte con otros tres estudiantes en Amadora, un barrio en la periferia lisboeta, de manera que tarda unos 40 minutos en llegar a la facultad.
Lo mismo le ocurre a Bárbara Borges, que es de Viseu, en el norte de Portugal y que va por su tercer piso de alquiler: su habitación en un inmueble con cuatro cuartos cuesta lo mismo que la de Carro, aunque la estudiante subrayó que el precio habitual ronda los 600 euros mensuales.
También está lejos del centro, en Chelas, a unos 30 minutos en transporte público del campus, porque "los pisos más caros se encuentran en las zonas cercanas a las facultades", explicó.
Con el objetivo de responder a la falta de alojamiento, la Universidad de Lisboa trabaja en la construcción de una nueva residencia universitaria, que será la más grande del país, con 900 camas y en la que tendrán prioridad los estudiantes becados, que pagarán 80 euros al mes.
Con un salario mínimo de 820 euros mensuales y una media en los alquileres de 16,3 €/m2, Portugal sufre una crisis de vivienda que se agudiza cada año con subidas de precios tanto para compra como para arrendamiento que no van acompañadas de incrementos equivalentes en los sueldos.
En España el promedio es de 13 €/m2 con un salario mínimo interprofesional de 1.134 euros al mes.
Borges, que es estudiante de Medicina y tiene 21 años, cree que la solución pasa por "tener un mayor control de los precios o dar una mayor ayuda a los estudiantes".
"Las residencias (privadas) están llenas, nunca hay sitio y son caras", lamentó.
Carro, que se dirige apresurada a la cafetería para almorzar, se quejó de que no todos los universitarios tienen la opción de vivir en residencias públicas, porque no todos están becados.
En una privada ha optado por quedarse la estudiante de Erasmus española Sofía Franco, de 19 años. Está a tres paradas de metro de Ciudad Universitaria y en ella se alojan unas 700 personas. Su habitación es interior, tiene 10 metros cuadrados con baño individual y paga 605 euros mensuales.
Franco reconoce que dispone del "colchón de sus padres", que tienen sueldo español, y que por eso puede permitirse vivir allí.
A pesar de los precios, la escasa oferta y la alta demanda propiciaron que el pasado año se firmaran 94.553 contratos de arrendamiento en Portugal, el mayor número de los últimos cuatro años (7.000 más que en 2022), según Idealista. Durante el segundo trimestre de 2024 se rubricaron 22.181, indican los datos del Instituto Nacional de Estadística luso (INE).
Mientras tanto, los estudiantes sólo piden una cosa: soluciones. EFECOM
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