Detective sevillano logra una mención honorífica en unos premios literarios de Los Ángeles

El libro 'El falsificador de Franco' de Juan Carlos Arias explora la vida del restaurador Eduardo Olaya y su relación con el anticuario Andrés Moro, reconocido por su influencia en el mercado del arte en Sevilla

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Sevilla, 2 oct (EFE).- El detective privado sevillano Juan Carlos Arias, autor del libro 'El falsificador de Franco. La historia del pintor que engañó al mundo del arte', publicado el año pasado por Samarcanda, ha logrado una mención de honor en los prestigiosos premios Latino Book Award 2024, que se entregarán el próximo día 19 en Los Ángeles (EEUU).

Según han informado los organizadores de estos premios, que distinguen la labor de escritores y editores en lengua hispana y su repercusión en los Estados Unidos, la entrega de los galardones se celebrará en el City College de Los Ángeles.

'El falsificador de Franco. La historia del pintor que engañó al mundo del arte' va por la tercera edición y ya está prevista la versión de la obra en audiolibro con RB MEDIA para plataformas y bibliotecas de todo el mundo, según ha informado el grupo editorial Lantia.

El libro trata de hechos reales y se centra en la figura del sevillano ya fallecido Eduardo Olaya, restaurador de arte de profesión y un superdotado como copista de obras de arte a las que era capaz de insuflarles vida, además de plasmarlas sobre lienzos que aparentaban varios siglos de antigüedad.

Olaya visitó la cárcel en varias ocasiones pero nunca como falsificador de cuadros sino por estafas de medio pelo como manipulación de cheques, cambiazos de objetos depositados en el Monte de Piedad o, sobre todo, por su condición de homosexual, por lo que la policía franquista lo tenía fichado en aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes.

Según las pesquisas de Arias, Olaya trabajaba por encargo para un veterano anticuario de Sevilla, Andrés Moro, quien estuvo activo hasta los primeros años 90 y quien llegó a poseer todos los edificios de una manzana al pie de la Giralda repletos de antigüedades, además de mantener amistad con lo más granado de la aristocracia sevillana.

Andrés Moro, a su vez, era suministrador de antigüedades y de obras de arte de un comerciante con contactos internacionales y tienda en Nueva York, Stanley Moss, quien era cliente habitual del anticuario sevillano porque este era tan profesional -según Arias- que "si no tenía lo que le pedías, te lo buscaba". EFE

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