Madrid, 1 oct (EFE).- Aunque una de las grandes particularidades del flamenco fue la transmisión oral de los cantes, lo que durante mucho tiempo fomentó su constante evolución, no fue ajeno a los avances tecnológicos, como ilustra una exposición recién inaugurada en Madrid con algunos de sus primeros registros sonoros.
'El flamenco en la dramática luna negra. La discografía flamenca a través de los fondos de la Colección Carlos Martín Ballester', como se llama esta muestra instalada en el Ateneo de Madrid, liga de hecho la aparición del fonógrafo a finales del siglo XIX con este arte y, de esa forma, con el momento en el que se asentaron buena parte de las bases del género.
La exposición, que se inscribe en la actual edición de Suma Flamenca, recoge por ejemplo algunos de aquellos primigenios cilindros de cera con registros como unas malagueñas de Fosforito, comercializado en este caso por el Centro Fonográfico Comercial de Manuel Moreno Cases, en Barcelona.
Con el nuevo siglo se pasó al disco plano, más conocido como disco de pizarra o de 78rpm, del que también se exhiben ejemplares, como una "muestra invendible" con un solo de guitarra a cargo de Ramón Montoya, una de las múltiples figuras de la época de los que estas preciadas copias dan testimonio, como Manuel Vallejo o Vicente Escudero.
"Es el mayor archivo de España en lo que concierne a todas las músicas vinculadas a Andalucía, entre ellas el flamenco, entre 1877 y 1960", ha destacado a EFE el dueño de la colección, Carlos Martín Ballester.
Preciosos fonógrafos de madera, obras de arte, manuscritos, programas de conciertos, catálogos, contratos... La muestra incluye documentos tan curiosos como la huella a tinta de la mano de la gran bailaora Antonia Mercé, La Argentina, que llevó el flamenco hasta Japón y fue pionera en realizar giras anuales a Estados Unidos.
"Es un documento que le pidió una especialista en lectura de manos, que tiene libros publicados en EE.UU. y que solicitaba a los artistas más representativos que pasaban por la escena americana una una muestra de su huella firmada para ella hacer un análisis", ha explicado Martín Ballester, comisario junto a Zaida Hernández-Úrculo.
Cabe destacar otro documento exhibido "bastante simbólico" de aquel tiempo: una carta taquigrafiada y firmada por Antonio Mairena en la que, a modo de corolario o despedida, habla de la muerte de La Niña de los Peines, en un momento coincidente con la caída en desuso del disco de 78rpm ante la llegada del microsurco.
El visitante a esta muestra de acceso gratuito y abierta hasta el próximo 29 de octubre también podrá detenerse en un punto de escucha para disfrutar de algunos de los cantes de esta colección que ya han sido digitalizados.
"Estaban grabados pero han permanecido muchos de ellos en el sueño de los justos, porque para acudir a ellos hay que ir a los soportes originales", ha comentado Martín Ballester, embarcado desde hace 30 años en su recuperación y puesta al servicio del público del siglo XXI tanto a través de esta exposición como de una web con abundante material. EFE