El sector cultural se suma a la campaña del Ministerio: 'Soy fan, no pirateo'

Las industrias culturales se movilizan en la lucha contra la piratería, promoviendo el acceso legal a contenidos y resaltando el impacto económico de las descargas ilegales en el sector

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Madrid, 1 oct (EFE).- Las industrias del videojuego, el cine, la música, el arte y la literatura se han sumado activamente a la campaña del Ministerio de Cultura contra la piratería, y han anunciado este martes acciones como difundir en sus redes sociales los lemas "Me gusta, no pirateo" y "Soy fan, no pirateo".

Según el último Observatorio de piratería y hábitos de consumo de contenidos digitales, en 2022 se registraron 5.268 millones de accesos ilegales con un valor de mercado de 33.056 millones de euros, que causaron un perjuicio al sector de 1.995 millones de euros.

Este observatorio lo publica la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, en la que también se integran los firmantes del acuerdo con Cultura: la Asociación Española de Videojuegos (AEVI), el Centro Español de Derechos Reprográficos (Cedro), la Sociedad de Artistas Intérpretes Ejecutantes de España (AIE) y la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (Egeda).

También la Federación Gremio de Editores de España (FGEE), la Federación de Distribuidores Cinematográficos (Fedicine), los Productores de Música de España (Promusicae) y la entidad de gestión Agedi, la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y Visual Entidad de Gestión de Artistas Plásticos (Vegap).

El departamento que dirige Ernest Urtasun ha lanzado una campaña para la defensa de los derechos de propiedad intelectual con el mensaje "Accede a los contenidos de forma legal y segura", una iniciativa que trata de concienciar la población española acerca de la relevancia social, cultural, económica y laboral de los derechos de propiedad intelectual.

Se compone de varias piezas gráficas que se difundirán a través de redes sociales y persigue, con un mensaje sencillo y claro, reflejar la gran cantidad de tipos de obras y prestaciones desde la literatura o el cine hasta las imágenes, los videojuegos, la prensa o la música que pueden ser vulnerables. EFE

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