'Mucha mierda', 50 años de la huelga de actores que hizo de la profesión una piña

El documental de Alba Sotorra revive la huelga de actores de 1975, destacando las luchas laborales y la unión del sector cultural en defensa de derechos fundamentales en el teatro español

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Ana Burgueño

San Sebastián, 27 sep (EFE).- La cineasta Alba Sotorra ha rescatado en un documental uno de los hitos de la historia del teatro español, la huelga de actores de 1975, que consiguió hacer que los trabajadores hicieran piña para reclamar unos derechos laborales básicos que nunca se les habían reconocido.

"Mucha mierda", la expresión con la que se desea suerte a quien va a subir a un escenario, es el título de este filme, que clausura este viernes la sección Made in Spain del certamen donostiarra.

Protagonistas de aquellos nueve días en que los teatros se vieron obligados a cerrar hablan de ese paro que tuvo lugar diez meses antes de morir Franco, entre ellos algunos de los ocho que fueron detenidos, como Enriqueta Carballeira, y de los que pisaron durante tres días las cárceles madrileñas de Carabanchel y Yeserías, como el director José Carlos Plaza y la actriz Tina Sainz.

Ha sido casual que este proyecto vea la luz cuando están a punto de cumplirse los 50 años de aquellos hechos, asegura Sotorra en una entrevista con EFE, en la que advierte de otra coincidencia: la gala de los premios Goya de 2025 se celebrará el 8 de febrero, el mismo día de hace medio siglo en el que se produjeron los arrestos en la quinta jornada de huelga.

Alberto Alonso, Ana Belén, Petra Martínez, Juan Margallo, Marisa Paredes, José Sacristán y Alicia Sánchez son otros de los que rememoran esta inédita protesta.

A ella se sumó Sara Montiel, además de Lola Flores, sobre la que había quien recelaba "por tener hilo directo con el Pardo (la residencia de Franco)", pero que montó un buen follón en la Dirección General de Seguridad hasta que logró llevarse de allí a su amiga Rocío Durcal, también detenida.

"Una de las cosas que me ha parecido muy bonita es ver, cómo en una profesión de gente tan diversa, desde el teatro más independiente a las folclóricas, cómo a pesar de que sus necesidades o sus situaciones de privilegio son tan distintas, hubo esa generosidad de unirse y formar parte de algo que era beneficioso para todos", ha destacado la también directora de 'El retorno: la vida después del ISIS'.

Aunque el respaldo fue mayoritario, y recibieron apoyo internacional, desde económico para ayudarles a resistir la huelga y pagar las fianzas hasta el plasmado en firmas y cartas de cineastas como Bernardo Bertolucci y Marcelo Mastroianni, hubo quien no la secundó. Ninguno habla en este filme.

"La propia profesión los disculpó porque entendió que, en un contexto de tanta presión política, de tanto miedo, de jugársela tanto, hubiera personas que no tuvieran el valor de entrar a algo que no sabían cómo iba a acabar. Fue gente que después, con los años o muy poquito después, se arrepintió de no haber tomado parte", ha explicado.

Uno de ellos fue el cantante Patxi Andion, de quien Ana Belén dice con cariño que se arrepintió "durante toda su vida".

La huelga partió de otro hito del año anterior, de 1974, cuando los actores lograron algo que había sido impensable hasta entonces para los empresarios teatrales, descansar un día a la semana. "Ese fue el primer gran triunfo de la profesión", ha asegurado María Paredes.

"Cuando te dedicas a la interpretación, parece que no sea un trabajo de verdad. Y como lo haces porque es tu pasión y es tu vocación, pues lo de cobrar como que le quita el romanticismo a la profesión", ha destacado Sotorra.

Remarca que esto es algo que todavía "se sigue arrastrando". "Se sigue diciendo a la gente joven y no tan joven que 'esto es una oportunidad para ti y no te voy a pagar porque es una suerte que estés en este proyecto'", ha criticado la directora.

Nada consiguieron los trabajadores del teatro entonces en sus reivindicación de regular el sector, pero fue mucho a la vez lo logrado: la dignificación del oficio.

"Ya se había hecho ruido, ya había un sentimiento de comunidad, aunque no se materializara en algo concreto. Las detenciones asustaron mucho y lo importante era sacar a la gente de la cárcel. Una huelga hay que saber cuándo terminarla y liberar a su gente fue razón suficiente para hacerlo", ha subrayado.

Algo había cambiado ya, habían dejado de ser "titiriteros", y el público los recibió con grandes aplausos cuando volvieron a abrirse las puertas de los teatros. EFE

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