San Sebastián (España), 26 sep (EFE).- El director británico Mike Leigh vuelve a poner el foco de su cine en el comportamiento de las personas, en "cómo hablan y cómo se expresan", en su nueva película 'Hard Thruths' (Mi única familia), que ha presentado este jueves en el Festival de Cine de San Sebastián, donde compite en la Sección Oficial.
"Mi cine tiene que ver con una condición humana universal, es muy triste y muy divertido porque así es la vida, lo que me preocupa es que puedas relacionarte con lo que está sucediendo", dijo.
"La vida es una comedia, es ridícula, tú eres ridículo. Que levante la mano quien no se ha reído alguna vez en un funeral", espetó entre risas al periodista que le preguntó por la relación de su obra más emblemática, "Secrets & Lies" (1997) con la que hoy presentaba en el festival, protagonizada por la actriz Marianne Jean-Baptiste.
La división en dos partes no fue deliberada: el comienzo de 'Hard Truths' tiene que ver con establecer el mundo de los personajes y la segunda parte es para entrar en profundidad en estas relaciones.
La película cuenta la historia de Pansy, para la que la vida es una lucha constante. Llena de dolor físico y mental, se relaciona con el mundo a puñetazos: discute con su familia, con su dentista, con la cajera del súper, argumenta barbaridades para justificar su decepción con la vida y no puede con el cansancio, sobre todo, de sí misma.
Leigh afirmó que no quiere que el espectador se vaya de la película con respuestas, sino con "sus propias aspiraciones para Pansy". La película no tiene que ver con la incomunicación, o con la salud mental de sus personajes, dijo.
El británico, siete veces nominado a los Óscar por cintas como la mencionada 'Secrets & Lies', o 'Vera Drake' (2005), es fascinante en su exploración del mundo contemporáneo, aquí con un estudio tragicómico de las "fortalezas y debilidades humanas", como el propio Leigh define 'Hard Truths'.
El director, barba blanca muy poblada y menudo y que rueda de manera cronológica, desveló cómo es su forma de trabajar: lo primero, usar actores y actrices apasionados, que no sean narcisistas y que sean capaces de empaparse de los detalles de la gente de la calle.
Después, "crear una realidad orgánica, si se habla o hay silencios es una porque es la realidad, una realidad continua en la que no pensamos si hay o no silencios: es lo que acontece, si hay silencios, no son silencios autoconscientes".
Y por último, el montaje, uno de los momentos "más placenteros" del proceso. "Rodamos un material muy orgánico y solido, no grandes cantidades de metraje, pero sí está muy destilado al final (...) El montaje depende más de los matices de la interpretación", apuntó.
En resumidas cuentas, concluyó Leigh, "la película la hemos hecho para todos cuantos tienen 'Pansys' en sus vidas". EFE
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