Paco Aguado
Madrid, 22 sep (EFE).- El valor, la decisión y el oficio del diestro colombiano Juan de Castilla, que dio finalmente una vuelta al ruedo, le sirvieron para destacar en la tediosa corrida celebrada hoy en Las Ventas, de tres horas de duración y con hasta cuatro toros devueltos a los corrales.
Antonio Bañuelos, presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, volvió a Madrid ocho años después con una corrida cinqueña y muy bien presentada, por cuajo y pitones, pero tan escasa de raza y fuerzas que, con cierta precipitación en todos los casos, la presidencia devolvió a los corrales hasta tres ejemplares.
Si a eso se suma el pañuelo verde que también asomó para rechazar a un tercer sobrero de Carmen Valiente, que apuntó lo mejor de todo el maratón de remiendos, hallamos la explicación de esas tres horas de duración de un festejo al que solo el colombiano rescató del más profundo vacío.
Y es que De Castilla, que en su día disfrutó del mecenazgo del escultor Fernando Botero, mostró también su capacidad para remontar una situación tan compleja, ya desde el momento en que le cuajó al primero, de Bañuelos, la única tanda de derechazos que aguantó el animal antes de rajarse, para pasaportarlo finalmente de una excelente estocada.
Casi dos horas transcurrieron hasta que llegó a enfrentarse a su segundo, de Las Ramblas y ya cuarto sobrero de la maratón, un astado flacón y noblote pero que embistió descoordinado a una muleta que el colombiano manejó con inteligencia y temple.
Sin forzarlo ni en la altura ni en el embroque de los pases, De Castilla logró ligarle varias series con las dos manos, suaves de muñecas, en línea natural y sosteniendo su endeblez para que sacara a flote una sosa nobleza que le fue suficiente para redondear una faena adornada con manoletinas de rodillas y que se premió con una vuelta al ruedo entre injustificadas protestas.
En este cartel internacional, el mexicano Isaac Fonseca fue recibido con una gran ovación en su regreso a Las Ventas tras su cornada en el pasado San Isidro, pero esta vez sin lograr nada destacable, tanto por las pocas opciones de su lote como por su actitud un tanto afligida con ambos.
Al primer sobrero de Montalvo, que humilló poco, Fonseca no acabó de cogerle el aire en un muleteo de escaso gobierno, mientras que se encogió con el quinto, un segundo sobrero de Couto de Fornlihos, acusadamente manso de salida y al que, tras casi diez minutos de dudas de torero y cuadrilla, tuvo que parar Juan de Castilla, como director de lidia.
Por su parte José Fernando Molina, que contribuyó con un quite excesivo y un capotazo a destiempo a que se devolvieran, por las caídas que provocaron, a la devolución de dos de los cuatro toros, se dobló muy duramente con un primero de Bañuelos que, así, acabó fracturándose la pezuña derecha, obligándole a abreviar.
Luego Molina hizo llegar el reloj hasta las nueve de la noche con el único de los toros titulares que se empleó cierto celo y duración, pero con el que nunca encontró el acople entre dudas, enganchones y una general falta de ideas.
FICHA DEL FESTEJO:
Seis toros de Antonio Bañuelos, de los que tres fueron devueltos a los corrales por falta de fuerzas, igual que un tercer sobrero de Carmen Valiente. Los tres titulares lidiados (1º, 3º y 6º), con cuajo y aparato en las cabezas, resultaron flojos y muy bajos de raza, salvo el sexto, de mayor duración y celo.
El primer sobrero, de Montalvo (2º tris), fue grandón y desrazado; el segundo sobrero, de Couto de Fornilhos (5º tris), terciado, bastito y manso declarado; y el tercer sobrero (4º tris), de Las Ramblas, vareado, alto, descoordinado y manejable.
Juan de Castilla, de verde hoja y oro: estocada (ovación); estocada tendida y algo atravesada y dos descabellos (vuelta a ruedo, con algunas protestas, tras aviso).
Isaac Fonseca, de gris marengo y blanco: pinchazo y estocada delantera desprendida (silencio tras aviso); tres pinchazos (silencio tras aviso).
Juan Fernando Molina, de grosella y oro: tres pinchazos y cinco descabellos (silencio); estocada y descabello (silencio).
Entre las cuadrillas, Curro Javier y Tito saludaron tras banderillear al segundo.
Corrida de toros, previa a la feria de Otoño, con algo menos de un cuarto de entrada (unos 4.500 espectadores) en tarde nublada y con rachas de viento. EFE
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