Alberto Valdés
Los Silos (Tenerife), 22 sep (EFE).- El Festival Boreal vivió en la noche del sábado el final de un largo viaje a lo largo de tres continentes, con la última jornada de una experiencia musical en la que brillaron los sonidos del desierto nigerino de Bombino, el folclore del asturiano Rodrigo Cuevas, el rap de la dominicana JNoa y los sonidos latinoamericanos de los mexicano-brasileños Francisco, el hombre.
El evento cerró de esta manera una nueva edición del encuentro de sonidos del mundo que tiene lugar cada año en el pequeño municipio rural de Los Silos, situado en el norte de Tenerife, un lugar único y recóndito que congregó a miles de asistentes en sus calles, plazas y costa durante todo el fin de semana.
Después de cuatro días de charlas, talleres, artesanía y conciertos, las calles del casco histórico volverán a la paz y tranquilidad que los representa, pero para ello primero hubo que poner el broche de oro a un festival que ya desde hace años marca la pauta para los eventos culturales en las islas.
El encuentro comenzó en la tarde con una fuerte presencia de artistas femeninas entre las que destacaron la cantautora canaria Julia Rodríguez y el trío Marala, quienes dieron el pistoletazo de salida a las celebraciones a las faldas de las montañas del norte de Tenerife.
Al caer el atardecer, el sol se tornó completamente anaranjado como invitando a subir al nigerino Bombino, cuya herencia musical emana del desierto con un talento que le ha llevado a ser nombrado por el New York Times como el “sultán de las seis cuerdas”, por su asombrosa habilidad con la guitarra eléctrica.
Bajo su guía, la noche cayó sobre Los Silos y del trance salió la brujería del norte de España a manos del folclore del asturiano Rodrigo Cuevas, quien tomó la batuta y dispuso de un espectáculo en el que lo antiguo y lo nuevo se fusionan para bailar y honrar al mismo tiempo.
El concierto de Cuevas fue el más esperado de la noche y volvió a demostrar la capacidad de movilización del Festival Boreal, con un público repleto y entregado que acogió al joven artista multidisciplinar con una gran efusividad y lo despidió entre vítores.
Y desde la costa de Asturias, el público viajó a través del océano Atlántico para recalar en República Dominicana, un recorrido en el que la música de raíz cambió por la raíz urbana de la música en la isla caribeña con una de sus mayores promesas, la rapera JNoa.
Con un estilo marcado por la influencia de la época de los años 2000, con un bombo caja muy marcado y unas líricas directas, ácidas y críticas, la artista dominicana rompió los esquemas musicales de la velada y se presentó como un torbellino sobre el escenario, lista para remover conciencias.
Algo en lo que ya tiene experiencia el grupo mexicano-brasileño Francisco, el hombre, quienes han dado guerra a la derecha de Jair Bolsonaro con un mensaje de unidad y esperanza a través de las músicas brasileñas, afrolatinas y punk-rock psicodélicas.
Ellos fueron los encargados de arrancar los últimos bailes al público y poner el cierre de oro al Festival Boreal 2024, una experiencia a gran escala que mantiene una dinámica muy intimista en la que los asistentes inundaron las calles del pequeño municipio por unos días antes de que el fin de semana acabara y la paz y el silencio vuelvan a ser la principal banda sonora entre las plataneras. EFE
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