Luis Ruiz
Logroño, 21 sep (EFE).- La primera corrida de la Feria de San Mateo 2024, de Logroño, se ha saldado este sábado, con una única oreja del diestro Daniel Duque, el que solo se ha salvado en una tarde decepcionante.
Se han lidiado seis toros de Zalduendo, noblote y soso el primero; repetidor el segundo; falto de brío el tercero; flojo y deslucido, además de pitado en el arrastre, el cuarto; huidizo y sin celo el quinto; y falto de clase y recorrido, el sexto.
Miguel Ángel Perera: silencio y silencio.
Daniel Duque: oreja y ovación.
Borja Jiménez: silencio y silencio.
Un cuarto de entrada en la Plaza de Toros de la Ribera.
Perera, en el primero, siempre estuvo haciendo de enfermero con el toro de Zalduendo, que inició la Feria.
El epílogo a la faena llegó de forma breve en cercanías a un animal que tuvo como principal enseña la nobleza y la sosería. Dos pinchazos arriba fueron el prólogo de una estocada caída, teniendo que usar el extremeño el verduguillo.
Su faena resultó silenciada y al toro se le pitó escasamente en el arrastre.
En el segundo, Luque cortó la primera oreja de la Feria, ante un toro que, como su hermano, fue protestado de salida, atisbándose que la pujanza no era su seña de identidad.
Se le picó muy mal y, sin embargo, dos buenos pares de banderillas de Iván García parecieron avivar al de Zalduendo. Con ellos también despertó la grada.
Pronto lo vio el de Gerena (localidad sevillana de Daniel Luque) y el toro, con muy buen son, aceptó pronto la pelea. Subió el tono al torear por el izquierdo, con temple y mucha suavidad. Derrochó mucho gusto Daniel Luque, rematando con exquisitos cambios de mano.
Una serie de luquesinas, marca de la casa, pusieron a la grada muy de acuerdo en una faena muy bien estructurada y de metraje justo. Oreja con fuerte petición de la segunda.
Jiménez, en el tercero, estuvo porfiando ante un toro que duró poco. Ya en el recibo de capote, y cuando el de Espartinas quiso estirarse, el animal dio toda una vuelta de campana que pareció aceptarle. De ahí, dos picotazos que solamente justificaron el tercio de varas, quedando sin trascender tampoco lo hecho con las banderillas.
Como sus dos compañeros anteriores, brindó al público un toro, de clara embestida, pero muy medido de duración.
Perera, en el cuarto, tampoco dejó satisfecha a la parroquia logroñesa. Se encontró con otro animal que dejó patente sus fuerzas justas.
Con la franela, Perera nunca bajó la mano y, aunque estuvo voluntarioso, todo lo tuvo que hacer a media altura y sin transmitir nada a unos tendidos, que cada vez fueron olvidándose más de lo que estaba ocurriendo en el ruedo.
En ningún momento, hubo continuidad y ni tan siquiera la insistencia por contagiar a la parroquia con la música lograron el propósito. El público estuvo siempre desentendido en una faena que no quedará para el recuerdo.
Estocada y 3 golpes de verduguillo fueron el preámbulo a una faena silenciada, siendo además pitado el toro en el arrastre.
En el quinto, Luque dejó lo más destacable con el capote, dejando verónicas de buen gusto sin poder rematar. Toreó muy fácil por el derecho, dejando series largas y abrochadas con torería y empaque. Menos claro fue por el lado y por el pitón Izquierdo, desistiendo por ese lado el sevillano.
El torero estuvo muy por encima de las condiciones del toro. De hecho, tras el arrastre, Luque fue obligado a saludar desde el tercio y recibió una merecida ovación.
En el sexto, el que cerró plaza, todo lo puso Jiménez, ya que el toro, huérfano de clase y de bravura, siempre resultó probón y sin recorrido. No alargó faena dada la poca clase, dejando una estocada delantera y perpendicular. Tuvo que usar, además, el verduguillo. Su faena fue silenciada. EFE
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