Policía reabrió el caso de Juana Canal en 2022 al ver claro que no se fue voluntariamente

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Madrid, 20 sep (EFE).- La Policía reabrió el caso por la desaparición de Juana Canal casi 20 años después "con medios de 2022 pero con ojos de 2003" y los investigadores pensaron que "no había desaparecido voluntariamente" y sospecharon de su pareja, que acabó confesando, aunque no se pudo determinar cómo la mató ni dónde la descuartizó.

Este viernes ha continuado en la Audiencia Provincial de Madrid el juicio con jurado a Jesús Pradales por la muerte de Juana Canal en 2003, que no trascendió hasta 16 años más tarde, cuando se hallaron huesos de la víctima casualmente, lo que motivó que se reabriera la causa y que el que era su pareja fuera detenido en octubre 2022.

La Fiscalía y la acusación particular piden para él 15 años de cárcel por homicidio, mientras su defensa defiende que se trató de un accidente.

Este viernes ha declarado el joven que el 17 de abril de 2019 paseaba con su pareja cerca de Navaluenga (Ávila) cuando encontró un cráneo "semienterrado" y avisó a la Guardia Civil, y que ha precisado que no es un lugar muy accesible.

Y ese hallazgo llevó a que ya en 2022 la Policía reabriese la investigación, que coordinó la Unidad de Delincuencia Violenta (UDEV).

La investigación se reabrió "con medios de 2022 pero con ojos de 2003", ha dicho el inspector que dirigió el caso entonces, que ha sostenido que está claro que Pradales mató a Juana Canal, sin poder concretar cómo lo hizo exactamente, dónde la descuartizó ni si le pudo ayudar alguien, dado el tiempo transcurrido.

"Las cartas han cambiado" en lo que se refiere a este tipo de investigaciones, ha reconocido el inspector al ser preguntado sobre las pesquisas que se llevaron a cabo en 2022 con respecto a las de 2003.

Ha precisado que en la zona de Ávila en la que se habían encontrado los huesos se hizo un "trabajo arqueológico" buscando más restos y vestigios, pero la clave fue principalmente un testimonio de una allegada de Juana que explicó que la víctima tenía problemas con su pareja.

Para la Policía lo primero era aclarar si "Juana había desaparecido voluntariamente" porque supuestamente llevaba "una mala vida", como se dijo en 2003; aunque las declaraciones que tomaron reflejaron que "era buena madre" y había tenido un problema con el alcohol, pero tiempo antes del suceso.

"Llegamos a la conclusión de que Juana no se marcha de su casa porque quiera un día a las 2:00 de la madrugada", ha aseverado el policía, que ha subrayado que fue una investigación "complicada" en la que sospecharon de la pareja de Juana al encontrar en su expediente que él la había denunciado a ella justo cuando desapareció y que su familia tenía una finca cerca de donde apareció el cadáver.

Una vez que fue considerado sospechoso, los agentes intervinieron su teléfono y en las conversaciones parecía "muy tranquilo". De hecho en una llamada su mujer le pregunta qué van a hacer ahora y él le contesta que "lentejas", ya que era la hora de comer.

Cuando tuvieron "suficientes indicios" le detuvieron y él dijo inicialmente que encontró a Juana muerta en el baño del piso en el que vivían; se desesperó, la descuartizó en la bañera y trasladó los restos a Ávila.

Pero en una segunda declaración confesó que ambos habían discutido y él levantó el brazo y la tiró al suelo mortalmente.

También ha declarado la actual mujer de Pradales, que ha explicado que tiene cuatro hijos con él y que cuando ella le conoció tuvo la impresión de que él "seguía queriendo" a su expareja.

Ha defendido que cuando supo por las noticias que había aparecido el cuerpo de Juana le preguntó a Jesús insistentemente "si él lo había hecho", y él le dijo que no, y ella le creyó porque "Jesús no mataría a una mosca".

Una vez detenido y confesada la muerte, él le dijo que Juana le agredía, y que aquel día solo la quiso apartar; una versión que la actual mujer de Pradales cree, al detallar que Jesús es una "excelente persona", que no discute.

Al ser preguntada por el abogado de la acusación sobre una denuncia que presentó con él por maltrato y que acabó retirando, ha negado que Pradales la haya agredido nunca.

Este relato exculpatorio ha sido secundado por dos hijos de Pradales, que han dicho que es un buen padre.

Por su parte, el hijo de la entonces presidenta de la comunidad de vecinos en la que vivía Juana ha reconocido que su madre le contó que "había oído broncas muy gordas" en esa vivienda y que "un día habían desaparecido de forma rara", pero eran otros tiempos y no denunció. EFE

pgm/oli

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