Pedro Mena y Blanca Doz, dos de los encausados por la Audiencia Nacional que trabajaban en el despacho de 'Nummaria', han coincidido este jueves en señalar al tribunal que su papel era el de meros trabajadores contratados, y se han desligado de la toma de decisiones o de haber participado en algún ilícito. Doz, de hecho, ha resaltado que era una simple empleada y quien le daba órdenes era Fernando Peña --principal encausado-- a quien ha señalado como jefe del despacho. El primero en sentarse frente al tribunal que juzga si la actividad del despacho 'Nummaria' estaba destinada presuntamente a defraudar a Hacienda ha sido Mena, que ha defendido que su labor era de contabilidad y de auditoría de cuentas, y que por ello cobraba una nómina que no superó los 30.000 euros netos anuales, por lo que ha descartado ser uno de los jefes de este despacho. De hecho, durante una extensa exposición de correos electrónicos y documentos que ha ido mostrando el fiscal del caso, Tomás Herranz, Mena ha defendido la legalidad de sus trabajos, y respecto a algunos hitos, ha derivado la responsabilidad sobre Peña. Ha explicado que él nunca fue ni socio ni apoderado de las sociedades residenciadas en el despacho de la calle Juan Bravo de Madrid. ANA DUATO Y SU CONTRATO El abogado del Estado, que ha incidido sobre diversos aspectos y trabajos en los que intervino Mena, ha querido conocer si recordaba alguna vicisitud en el procedimiento inspector abierto por Hacienda y que afectaba a la actriz Ana Duato, cliente del despacho. Mena ha señalado que no recordaba con precisión determinadas facturas que le mencionaba la acusación al respecto y ha incidido en que como auditor se cruzó muchos correos con Antonio Stolle --director financiero vinculado a la actriz--. Sí ha recordado que en la inspección se solicitó el contrato laboral de Ana Duato con el Grupo Ganga --empresa familiar que compartía con su marido Miguel Ángel Bernardeau-- y que en el despacho entendían que no era necesario porque era autónoma. Con todo, se elaboró un contrato laboral y se presentó: "Es que no tenía ninguna incidencia, porque lo correcto es que fuese un alta como autónomo, que es lo que tenía. No un contrato general". Por lo demás, en respuesta su defensa ha negado que participara activa y conscientemente en una supuesta defraudación en el impuesto sobre la renta a las personas físicas y que tuviera cualquier mínima participación en la elaboración o el asesoramiento de las declaraciones de la renta de Fernando Peña. Asimismo, ha negado haber percibido 160.000 euros y que tuviera responsabilidades de jefe en el bufete dado que ni siquiera tenía despacho propio. Además, ha negado que Peña le diera órdenes de cómo realizar la contabilidad de las empresas que llevaba, y ha aseverado que, si dijo algo al resto de sus compañeros, fue en la línea de que las contabilidades tenían que cuadrar y no ordenó que se alteraran para minorar cargas impositivas. CONTRATADA POR SU INGLÉS Blanca Doz, una de las trabajadoras del despacho Nummaria, ha señalado al principal encausado, Fernando Peña, como la persona que le daba todas las órdenes: "Era mi jefe". A preguntas de su defensa, no ha querido responder a las acusaciones, Doz ha explicado que suponía que Peña era su jefe porque "reunía todas las características": le hizo la entrevista, decidió su contratación, tenía despacho propio y "todos" le consideraban el jefe del despacho. Al hilo, ha recordado que empezó a trabajar allí en 2007, que tenía poca experiencia laboral y que fue contratada en parte porque sabía inglés. Luego, ha explicado que nunca tuvo llaves del despacho ni pagaba gastos del mismo, dado que era una simple empleada que tenía horarios marcados y no disponía de agenda de clientes propios. A la pregunta de quién le daba órdenes en el despacho en el día a día, ha explicado que además de Peña también trabajó para José Luis Álvarez o Pedro Mena --ambos encausados--, entre otros, pero ha matizado que "siempre bajo la supervisión de Fernando Peña en ultima instancia". En este sentido, ha incidido en que siempre que respondía correos electrónicos no lo hacía por iniciativa propia sino tras consulta pertinente con Peña, quien le "aclaraba y daba instrucciones". Además, ha recordado que ella nunca cuestionó o realizó ningún tipo de valoración sobre las órdenes que se le daban: "Fernando Peña no era una persona que admitiera cuestiones, que se le cuestionara. O sea, a mí me parecía bien lo que me decían, yo actuaba y ya está". EL CASO NUMMARIA En este juicio se analiza si el despacho Nummaria creó una estructura de sociedades "cuya única finalidad era la de evitar la tributación de los ingresos generados" por la actividad profesional de sus clientes y "mantener oculto el patrimonio acumulado de los beneficios que ésta les generó". Según Anticorrupción, Peña, "con el fin de evitar que las actividades ilícitas que realizaba" bajo la cobertura de la asesoría fiscal fueran detectadas, creó un entramado de sociedades españolas a la par que controlaba múltiples sociedades en Inglaterra, Costa Rica, Canadá, Uruguay o Luxemburgo. Esas sociedades --en número superior a 200-- eran empleadas, indica el Ministerio Público, "tanto para facilitar la opacidad de las operaciones del despacho Nummaria, como para entregarlas a los clientes que deseaban emplearlas para la realización de las actividades ilícitas" investigadas en la causa. Esa opacidad era buscada tanto frente a la Hacienda Pública como frente a otras terceras personas físicas y jurídicas que ostentaban algún derecho de crédito contra los encausados. "Los integrantes del despacho eran conscientes de que esas estructuras iban a ser utilizadas para realizar actividades delictivas", recuerda el Ministerio Público. Añade el escrito que las estructuras societarias creadas eran prácticamente idénticas para todos los clientes afectados del bufete Nummaria y la finalidad de las mismas en la mayor parte de los casos era evitar la tributación por el Impuesto de Sociedades o el IVA de las sociedades operativas españolas o, en el caso de las personas físicas, por el IRPF. En esta vista oral ya han declarado otros imputados, como el actor Imanol Arias, que reconoció los hechos, y Ana Duato, que descargó toda responsabilidad sobre Peña alegando que "confiaba plenamente" en él y que tenía la "tranquilidad" de que todo estaba "bien hecho" porque "el idioma de los fiscalistas es bastante complicado".