Tan solo Rubén Pinar tocó pelo en el cierre de Albacete

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Albacete, 17 sep (EFE).- Una áspera corrida de Victorino Martín cerró feria en Albacete, con el oasis de una tanda al natural de Sergio Serrano, y la concesión de una oreja al esfuerzo de Rubén Pinar, mientras Manuel Escribano se fue de vacío.

El primero, de amplia cuerna abierta, fue una prenda cuyas acometidas, inciertas, contaron con la colaboración del viento reinante. El tercio de banderillas de Manuel Escribano resultó premioso por la dificultosa condición del de Victorino, pero precisamente por ello tremendamente meritorio. En la muleta no tuvo ni uno. No pasaba y su mirada se centraba únicamente en el vestido verde botella y azabache de su matador, por lo que el de Gerena se lo quitó de en medio pronto.

La labor de Escribano en el cuarto resultó larga, sobre todo porque el lucimiento fue escaso, más allá de la larga cambiada de rodillas inicial a porta gayola. El de Victorino no fue un dechado de clase y reponía algo por el derecho, pero no fue ninguna fiera corrupia, y Escribano se puso a dárselos de uno en uno, algo molestado por el viento, sin demasiado convencimiento. Menos mal que con el acero anduvo acertado.

Rubén Pinar se encontró en primer lugar con un antagonista que humillaba pero que apenas tuvo un tercio de embestida. Pinar aguantó las acometidas a cámara lenta del toro, que tenía la mitad de su atención en la tela roja y la otra en el vestido también rojo del torero albaceteño para, una vez pasada la figura vertical del torero, reponer buscando presa. No fue faena de lucimiento, pero sí de exposición por parte de Pinar, que además mató bien, dando una vuelta al ruedo.

El quinto apretó con fijeza en el peto, en un puyazo medido arriba, y en la muleta por momentos hizo el avión colocando la cara por el derecho aunque sin excesivo recorrido, mientras que por el izquierdo no tuvo opción. Pinar anduvo brusco manejando la tela, y el de Victorino no se quedó atrás con ese trato. Pero por allí sobrevoló la sensación de faena esforzada, que lo fue a su manera, y al tumbar a su oponente a la primera, a sus manos fue la única oreja de la tarde.

Sergio Serrano se fue a porta gayola a recibir al tercero, que se dejó aunque sin regalar nada. Después de un buen puyazo, Serrano anduvo más brusco con la mano derecha, lado por el que el de Victorino se lo pensó, y más sutil por el izquierdo, consiguiendo una tanda de naturales templada y sentida, tanto por el torero como por los tendidos, que rugieron con un "Bieeen" en su contemplación. Volvió al derecho sin brillo, y reservó una tanda postrera por el izquierdo como cierre, que obró el efecto deseado por su expresión plástica. Sin embargo Serrano se entretuvo en pinchar, y la opción de premio, en singular o en plural, vaya usted a saber, se esfumó.

El sexto que echaba el cierre a la feria cazaba moscas por el derecho y se dejó algo más por el izquierdo, aunque no mucho. Después de intentarlo en dos tandas y eludir milagrosamente la voltereta, Serrano tomó camino de la espada vista la imposibilidad manifiesta de hacer el toreo.

FICHA: Plaza de toros de Albacete. Décimo y último festejo de feria. Corrida de toros. Más de tres cuartos de entrada.

Se lidiaron seis toros de Victorino Martín, bien presentados. Primero con mucho peligro. Segundo humillador pero sin pasar. Tercero manejable, más por el izquierdo. Cuarto manejable por el izquierdo. Quinto manejable por el derecho y sin opción por el izquierdo. Sexto complicado y deslucido.

Manuel Escribano (de verde botella y azabache): pinchazo y estocada entera desprendida (silencio); estocada entera algo trasera y descabello (ovación con saludos).

Rubén Pinar (de sangre de toro y oro): estocada entera algo contraria y descabello (vuelta al ruedo); estocada entera desprendida (oreja).

Sergio Serrano (de blanco y oro): cuatro pinchazos y estocada casi entera tendida arriba y descabello (ovación con saludos tras aviso); pinchazo hondo arriba y cuatro descabellos (ovación con saludos).

jcs/jdm

1011027

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