Mejor porras y más dulces que en España: el paladar luso pone a prueba a San Ginés

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Rocío Muñoz Jiménez

Lisboa, 14 sep (EFE).- Con una receta más salada que la tradicional portuguesa, la madrileña Chocolatería San Ginés aterriza en Lisboa para tratar de encandilar a los portugueses, que suelen preferir las porras a los churros y con sabores más dulces que en España.

Situado en Cais do Sodré, barrio a las orillas del río Tajo famoso por sus bares y restaurantes, el establecimiento tiene la esencia del situado en la capital española, donde es una de las churrerías más conocidas.

Al fondo, tras la hilera de fotografías que adornan el pasillo, los cocineros se afanan con el aceite y la masa. Uno de ellos es el portugués Rúben Russo, el jefe de cocina, que se encarga de supervisar los procesos.

Russo, en conversación con EFE, explicó que en el país luso hay mucha tradición de churros, pero apenas hay establecimientos con disponibilidad durante todo el año, sino que se estilan los puestos callejeros en las festividades y las ferias del país.

Junto a esta diferencia, están la técnica y el sabor: "La receta española es más salada, lo que hace un excelente contraste con salsas más dulces como el chocolate".

El jefe de cocina, que llegó a San Ginés tras su paso por distintos restaurantes en Portugal e Italia, indicó que el público luso se ha adaptado "bastante bien" a esta nueva versión y que ya está teniendo gran aceptación.

Hilario Caballero García Vaquero, socio de la marca en Lisboa, aseguró que la receta es la misma en todos los establecimientos de San Ginés, que se fundó en pleno centro de Madrid en 1894, convirtiéndose en una de las churrerías más antiguas de la capital, y desde hace unos años se internacionalizó con locales en países como México, Argentina, Japón o Estados Unidos.

Su fama, que empezó cuando la gente a la salida del teatro acostumbraba a tomar un chocolate caliente con churros -forma en la que se consumen tradicionalmente en España, sobre todo, en los desayunos y meriendas-, le permitió aparecer en la obra maestra del escritor Ramón del Valle-Inclán 'Luces de Bohemia' (1920).

El local de San Ginés en Madrid llega a servir hasta 9.000 chocolates diarios y recibe a unos 800.000 visitantes al año según los datos de la empresa.

El menú en Lisboa se ha adaptado al mercado local porque, aunque durante el verano el público ha sido sobre todo extranjero, la llegada de septiembre ha favorecido el incremento de portugueses en la tienda, que consumen el clásico pedido de churros con chocolate.

Entre los favoritos del público luso están las porras, que a partir de ahora se podrán pedir también en la azotea situada enfrente, la primera de San Ginés en el mundo: "La idea es que, además del desayuno, la gente pueda venir después del trabajo a tomarse unas copas o unas cervezas con sus churros", dijo el empresario.

Mientras la clientela aguarda paciente su turno, José Caiado, dueño del hotel que se está construyendo justo al lado, reveló a EFE que fue uno de los primeros en visitar la chocolatería tras su apertura, aunque desconocía que fuese tan famosa en Madrid.

Desde entonces todos los días se toma un zumo de naranja y de vez en cuando también pide churros, porque, aunque para él son "lo mejor del mundo", no es algo que se pueda comer a diario.

Preguntado por cómo los prefiere, respondió que le gustan más las porras, acompañadas de chocolate, o si no, solo con azúcar.

Caiado no conocía ninguna churrería en la ciudad hasta este momento, pero considera que estos productos "tan característicos" se expanden con facilidad y que va a pasar lo mismo que con los pasteles de nata, que al principio sólo se vendían en el histórico barrio lisboeta de Belém, y ahora incluso han llegado a España.

Mientras las porras -a las que ellos llaman 'farturas'- siguen los mismos pasos que las españolas, a los churros en este país se les hace un agujero en medio y se rellenan de dulce de leche o chocolate, y sobre la superficie se les echa canela y azúcar.

Son muchos los portugueses que viajan a Madrid para probar los famosos churros de San Ginés y hacerse un selfie delante del establecimiento.

Era la idea que tenía José María Marqués, que trabaja en el hotel contiguo al establecimiento lisboeta y desde hace un tiempo quería conocer la receta española: "Estuve a punto de comprar un billete de avión sólo para probarlos", aseguró.

Pero ya no le hará falta, porque ahora tiene una churrería española junto a su trabajo. EFE

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