Londres, 10 sep (EFE).- El primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, anunció este martes que derogará unas restrictivas leyes de huelga impuestas por el anterior Gobierno conservador, pero pidió a los sindicatos que colaboren con las empresas por la prosperidad del Reino Unido.
Starmer pronunció un discurso ante el congreso anual en Brighton (sur de Inglaterra) de la confederación sindical TUC, entre críticas de los afiliados por su propuesta de limitar las ayudas energéticas a los pensionistas -como parte de un plan para equilibrar las finanzas públicas-, que se vota esta noche en el Parlamento.
El líder de centroizquierda prometió por una parte anular la ley de Sindicatos de 2016, que endureció los requisitos para las huelgas de los trabajadores, y la de Nivel Mínimo de Servicios, que obligaba a ciertos sectores a trabajar para garantizar unos servicios mínimos.
Por la otra, pidió a los sindicatos que se sumen a una "política de colaboración" "con el Gobierno, con las empresas y, lo más importante, con la gente trabajadora".
"La asociación es una manera más difícil de hacer política. Sé que en las viejas formas hay claridad, las formas de suma cero: empresas contra trabajadores, dirección contra sindicatos, público contra privado. Pero ese tipo de política no es lo que quiere el pueblo británico", declaró.
Starmer subrayó que el Partido Laborista, que ganó por mayoría absoluta las elecciones del 4 de julio, es una formación "cambiada", que "pone primero al país y después al partido".
"Así que no me disculpo con aquellos que están estancados en los años 80 y creen que los sindicatos y las empresas sólo pueden estar enfrentados, con los trabajadores atrapados en el medio", manifestó.
El primer ministro -el primero en dirigirse al TUC en casi 15 años, el tiempo de los 'tories' en el poder- reconoció que "siempre habrá disputas" pero, según él, "hay un clima de cambio en el mundo empresarial, una creciente comprensión del trabajo bien hecho y del beneficio mutuo de tratar a la fuerza laboral con respeto y dignidad".
El mandatario recordó a los sindicatos que el Ejecutivo heredó de los conservadores una mala situación fiscal que le obligará a reducir el gasto, "lo que tendrá un impacto en los sueldos" del sector público.
"Tengo que dejar claro, desde el respeto, que este Gobierno no pondrá en riesgo su mandato de estabilidad económica bajo ninguna circunstancia", avisó. EFE
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