Barcelona, 8 sep (EFE).- El soberanismo, en horas bajas, encara un otoño de redefinición: Junts, ERC, los Comuns y la CUP, así como la entidad independentista Assemblea Nacional Catalana (ANC), tienen previstos procesos internos para repensar sus estrategias y, en algunos casos, dar entrada a nuevos liderazgos.
Las fuerzas independentistas han perdido la mayoría en el Parlament lograda en la pasada legislatura: Junts, ERC y la CUP sumaban entonces 74 escaños, por los actuales 59. Al tiempo, en la cámara ha irrumpido con dos diputados la también independentista Aliança Catalana, encuadrada en la extrema derecha.
Los Comuns tampoco pasan por su mejor momento: el pasado 12 de mayo bajaron de 8 a 6 escaños, lo que se suma a la pérdida de la alcaldía de Barcelona de un año antes.
En paralelo, la ANC, que aspira a abrir una nueva etapa con Lluís Llach al frente, ha perdido capacidad de movilización e influencia al entrar en abierta confrontación con ERC, lo que la aleja del papel de centralidad en el independentismo que sí intenta mantener Òmnium Cultural.
El 12M situó a JxCat como primera fuerza independentista en el Parlament con 35 escaños, que fueron insuficientes para que Carles Puigdemont volviese a la presidencia de la Generalitat, en parte como consecuencia del batacazo electoral del independentismo.
Con la intención de reflotar al movimiento y convertirse en el partido de referencia dentro del independentismo, JxCat celebrará los días 25, 26 y 27 de octubre en Calella (Barcelona) un congreso "de autoafirmación", en el que actualizará su ideario y se abrirá a incorporar nuevas sensibilidades: "El Junts que imaginó Puigdemont cuando concibió aquella candidatura para las elecciones de 2017", como verbalizó en el último consejo nacional de la formación la presidenta del partido, Laura Borràs.
JxCat renovará la totalidad de su cúpula en el congreso, con la voluntad de encontrar un acomodo orgánico a Puigdemont, líder moral de la formación pero sin cargo de partido. El secretario general, Jordi Turull, ya ha expresado que quiere continuar, mientras que Josep Rull dejará la presidencia del consejo nacional, cargo que podría ocupar Borràs si Puigdemont es elegido presidente.
Pilotos de ERC desde 2011, el batacazo del pasado 12M (de 33 a 20 diputados) aceleró la ruptura entre el presidente, Oriol Junqueras, y la secretaria general, Marta Rovira: el primero dimitió con la voluntad de volver y la segunda se quedó al mando de la formación para acabar dando un paso atrás.
El 30 de noviembre tendrá lugar el congreso en el que la militancia elegirá a la nueva dirección del partido, tres largos meses que dejan margen para que pueda tejerse una lista unitaria que ahora se antoja improbable. Las discrepancias, en cualquier caso, tienen más que ver con cuestiones internas y de desgaste personal que con la estrategia política a seguir.
Junqueras parte con ventaja para retomar las riendas del partido, mientras que ya ha tomado forma una propuesta alternativa, Nova Esquerra Nacional, bendecida por Rovira y el expresident Pere Aragonès y que aboga por unos liderazgos corales y principalmente femeninos, razón por la que todavía no se han concretado los nombres de quienes ocuparían los cargos de más responsabilidad en el partido.
Catalunya en Comú se ha dado cita el 16 y 17 de noviembre en una asamblea en la que buscará acometer desde el "consenso" una "renovación" del proyecto político y de sus órganos de dirección, con varias cuestiones a resolver.
Entre ellas, el futuro de sus caras visibles: la presidenta del grupo parlamentario, Jéssica Albiach, comunicará entre finales de septiembre e inicios de octubre si quiere mantener un rol protagonista, y también está por ver qué decisión toma la exalcaldesa Ada Colau, actualmente aún al frente del grupo en el consistorio barcelonés.
Con el foco puesto ahora en la negociación de los presupuestos catalanes de 2025, los comunes deberán analizar si les puede interesar entrar a formar parte más adelante del Govern de Salvador Illa, actualmente monocolor.
La izquierda independentista y anticapitalista celebrará el 21 de septiembre una asamblea nacional para culminar su refundación, un proceso bautizado Garbí iniciado hace casi un año tras los malos resultados en las municipales y generales. El 12M, asimismo, pasó de 9 a 4 diputados.
Ante lo que ve como un "fin de ciclo" de la etapa surgida del 15M y el procés, la CUP busca rearmarse para "reconstruir" su espacio ideológico. Se prevé que su secretariado nacional tenga un mandato más largo, pasando de dos a cuatro años, a la vez que se fija como objetivo "ocupar los máximos espacios institucionales posibles".
Más allá de los partidos, la ANC, la principal entidad movilizadora del independentismo, también se repensará en los próximos meses, en una fecha aún por definir, con la convocatoria de una asamblea general extraordinaria con un único punto en el orden del día: actualizar su hoja de ruta.
La actual se aprobó en mayo de 2023 y la cúpula de la entidad, que ahora preside Lluís Llach, ve necesaria una renovación "urgente" ante el cambio de paradigma en el independentismo: sin mayoría en el Parlament y con el socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat gracias a los votos de ERC. EFE
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