Adi Iglesias: "Física y mentalmente estaba para lo justo, he hecho más de lo que esperaba"

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París, 7 sep (EFE).- Tres años después de coronarse como la reina de la velocidad española, la gallega Adiaratou Iglesias no ha podido volver a subirse al podio en los Juegos Paralímpicos de París en 100 y 400, en los que su rendimiento, más bajo de lo esperado, la ha dejado sin medalla, algo que ella justifica con que "física y mentalmente estaba para lo justo".

Cuatro días después de su quinto puesto en los 100 metros lisos, la gallega se volvió a quedar fuera del podio en los 400, que, aunque no es su prueba, sí aspiraba de antemano a intentar cazar algún metal, como hizo en Tokio 2020 con un oro y una plata.

En la final de los 400, su última carrera antes de despedirse de París, Adi finalizó cuarta con un tiempo de 56.98, a más de un segundo del bronce que marcó la portuguesa Carolina Duarte (55.52).

"No nos hemos quedado muy lejos. Hoy estaba en tensión, mi madre me tuvo que dar un abrazo por cámara de llamadas. No sabía si iba a quedar entre las seis primeras, pero he pensado en toda esa gente y he corrido para mi, aunque sabía que no tenía opción de medalla", dijo Adi, al término de la final de 400, a la que accedió por tiempos con la sexta mejor marca de las participantes.

"El balance no es lo que esperaba, me esperaba otras cosas. Estaba preparada para coger medalla en los 100, pero he quedado mejor posicionada en el 400. Las cosas no salen como esperamos, pero muy contenta. Esperemos aprender el año que viene y sacar las cosas buenas de esto", confesó.

"Ha sido un año de altibajos. He adelgazado por problemas personales, he tenido estrés, agobio y eso no me beneficia. Física y mentalmente estaba para lo justo y necesario y he hecho más de lo que esperaba", declaró.

Adiaratou Iglesias (Bamako, Malí; 1999) nació con albinismo, un trastorno causado por mutaciones en diferentes genes que produce una reducción o ausencia total del pigmento melánico en ojos, piel y pelo y que, en ocasiones, también afecta a la visión, como en su caso, con menos de un 20% de capacidad visual.

Ante la situación vivida en Malí, la decisión de sus padres fue enviarla a los 11 años a España, en concreto a Logroño, donde vivía uno de sus hermanastros. Ese cambio no fue bien y acabó en un centro de acogida de menores donde conoció a la persona que le cambiaría la vida, María Lina Iglesias, profesora de magisterio en Lugo, y que decidió adoptarla.

Se fue a vivir con ella a Lugo, entró en un club de atletismo y pronto sus cualidades no pasaron desapercibidas, hasta el punto de, con el tiempo, llegar a ganar dos veces el Campeonato de atletismo de Galicia en 100 y 200 metros frente a atletas sin discapacidad.

Su progresión en la pista fue espectacular. Lina Iglesias siempre creyó en ella y la animó a alimentar sus sueños deportivos. En el Mundial de Dubái (Emiratos Árabes Unidos) de 2019 fue subcampeona en 100 y 200 metros y en el Europeo de 2021 de Bydgoszcz (Polonia), doble campeona continental en ambas distancias. En Tokio, en los Juegos Paralímpicos, refrendó su calidad con otras dos medallas. EFE

drl/jpd

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