El triatlón regala cuatro medallas a España en los Juegos Paralímpicos

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David Ramiro

París, 2 sep (EFE).- La gallega Susana Rodríguez, junto a su guía Sara Pérez, y el alcarreño Dani Molina, tocaron la gloria en París al proclamarse campeones paralímpicos de triatlón en sus respectivas categorías, en una jornada en la que la manchega Marta Francés también se colgó la plata y el menorquín Nil Riudavets el bronce.

Un día después de lo previsto debido al aplazamiento de la jornada por la mala calidad del agua del Sena para la práctica de la natación, los triatletas pudieron competir en un marco incomparable, por el centro de París y el río que lo vertebra con la imponente Torre Eiffel como ángel custodia de sus sueños e ilusiones.

Daniel Molina demostró el potencial que atesora como triatleta y se llevó la medalla de oro en la categoría PTS3 de discapacitados físicos, veinte años después de participar en sus primeros Juegos Paralímpicos en Atenas 2004.

Ese largo periodo ha tenido que pasar el alcarreño para volver a verse en unos Juegos Paralímpicos. Tras aquella ocasión, en Atenas 2004, en la que compitió en natación, Molina, que no tiene pierna derecha y utiliza una prótesis, volvió a competir en la gran cita internacional del deporte de personas con discapacidad.

La inclusión en el programa competitivo del triatlón de la clase PTS3, la de deportistas con coordinación moderadamente limitada en un lado del cuerpo o que carecen de extremidades, le abrió la posibilidad de regresar a los Juegos.

En París, sobre un recorrido céntrico y un segmento de natación por el Sena con salida y llegada en el puente Alejandro III, el triatleta español completó una carrera sensacional. Lideró la natación, sobre la bicicleta terminó tercero a 47 segundos del primero y en la carrera a pie, su fuerte, no tuvo rival. Remontó, fue ganando posiciones y entró en meta en solitario con un tiempo de 1h08:05.

En esa misma categoría PTS3, el granadino Diego Lardón, que perdió un brazo en un accidente laboral, concluyó séptimo.

También demostró su potencial sin dar margen a la sorpresa el tándem formado por Susana Rodríguez y la barcelonesa Sara Pérez, que, un año después de convertirse en 'pareja' deportiva subieron al primer escalón del podio en París.

Lo hicieron tras dominar la carrera de principio a fin. Las españolas fueron las primeras en salir del agua, sobre la bicicleta ampliaron su diferencia respecto a sus perseguidoras y, en la carrera a pie, a un ritmo constante y sin desfallecer por el esfuerzo en ningún momento, entraron en meta con un tiempo de 1h04:19, aventajando en más de dos minutos a sus inmediatas perseguidoras, las italianas Francesca Tarantello y Silvia Visaggi (1h06:43).

Para Susana, con una agudeza visual de un 5% en un ojo y de un 7% en el otro a consecuencia del albinismo, éste es su segundo oro en unos Juegos Paralímpicos tras el conquistado hace tres años en Tokio 2020 junto a Sara Loehr.

La triatleta de Ciudad Real Marta Francés celebró con euforia su medalla de plata en París. Lo hizo como punto culminante a muchos años de trabajo, seguramente pensando en todo lo sufrido y dejando atrás los sinsabores de la vida, que, en su caso, la han llevado a sufrir bullying en el colegio, un cáncer de cerebelo que la dejó secuelas físicas, con su consiguiente rehabilitación, y un episodio de violencia machista.

Pese a todas esas adversidades, la deportista alcarreña dio una auténtica lección en su prueba, perteneciente a la categoría PTS4, y, tras dos primeros segmentos en natación y ciclismo como cuarta clasificada, acabó con una remontada que la permitió entrar en meta segunda. Lo hizo con la bandera de España en sus brazos tras dársela José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del Consejo Superior de Deportes, que se la entregó a pocos metros de la meta.

La cuarta alegría de la jornada la protagonizó el menorquín Nil Riudavets, que se colgó un bronce en la clase TS4 de discapacitados físicos con un tiempo de 1h01:10, a tres minutos del ganador, el francés Alexis Hanquinquant (58:01).

La vida de Nil Riudavets cambió cuando perdió la movilidad del brazo derecho al sufrir un choque frontal con la bici a gran velocidad contra otro triatleta mientras participaba en una competición. Tenía 23 años y llevaba varios triatlones. Tras un tiempo alejado del mundo del deporte, en 2022 consiguió vencer sus miedos y se animó a participar en la Copa del Mundo de triatlón paralímpico de A Coruña, en la que logró el primer puesto y volvió a recuperar la ilusión por competir al máximo nivel.

En esa misma categoría, la PTS4, el salmantino Alex Sánchez Palomero, medallista de bronce en Tokio, finalizó décimo.

La madrileña Eva Moral, que en Tokio se llevó el bronce en PTWC de silla de ruedas, no pudo repetir el éxito de hace tres años y concluyó cuarta, a solo siete segundos del tercer escalón del podio que ocupó la canadiense Leanne Taylor.

También se llevó a casa un diploma la madrileña Andrea Miguélez, quinta en la categoría PTS5, a seis minutos del podio que lideró la estadounidense Grace Norman con el oro.

Sexto finalizó en la categoría PTS2 Lionel Morales, que perdió la mitad de la pierna izquierda en un accidente de moto en 1997. El canario se llevó su segundo diploma tras el logrado en Río 2016 con un séptimo puesto.

El almeriense Jairo Ruiz, en la categoría PTS5 de discapacitados físicos, disputó sus últimos Juegos Paralímpicos, quedando en novena posición pero con el orgullo de haber sido, en Río 2016, el primer español en lograr una medalla -bronce- en triatlón en unos Juegos.

Muy mala fortuna tuvieron en la clase PTVI el tándem formado por el valenciano Héctor Catalá y su guía, el mallorquín Carlos Oliver, a los que se les salió la cadena en el segmento de la bicicleta, se cayeron y se quedaron fuera de carrera.

En esa misma carrera, José Luis García Serrano y su guía Diego Mentrida concluyeron novenos, pero lejos de las medallas.

Un puesto más abajo, décima, terminó Rakel Mateo, cuya fuerza de voluntad es inquebrantable y volvió a dar una lección de esfuerzo y superación debido a una discapacidad que sufre desde 2001, cuando un accidente laboral la dejó reducida la movilidad de las piernas. EFE

drl/asc

(foto)

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