París, 1 sep (EFE).- El barcelonés Toni Ponce logró este domingo la medalla de plata en los 100 braza, clase s5 de discapacitados físicos, en la cuarta jornada de competición de los Juegos de París, última cita paralímpica en la que competirá, ya que no tiene intención de seguir hasta Los Ángeles 2028.
Ponce, de 37 años, finalizó segundo, con un tiempo de 1:29.43, la carrera liderada por el suizo Leo McCrea, que paró el crono en 1:27.15. Tercero fue el ucraniano Danylo Semenykhin con 1:30.96.
Tras la carrera, Toni Ponce anunció que baraja su despedida como nadador después de muchos años dedicados a dar brazadas sobre el agua, lo que conlleva un sacrificio a veces incompatible con una vida familiar ordenada.
"No creo que me veáis en Los Ángeles, esto es muy duro. Nuestra vida es muy complicada, estoy en una etapa familiar muy chula y no quiero perderme una vida familiar con mi mujer y mi niño. El que tiene que decir que para soy yo. A día de hoy no voy a sacar una conclusión porque cuando no sale es complicado. No es por el oro o no, sino por lo que trabajas, lo que he sufrido, lo que he hecho, lo que he priorizado. Es complicado que no salgan las cosas. No sé lo que haré pero si me dices Los Ángeles digo ahora que no", dijo el catalán, al término de la prueba.
La plata, la tercera que gana en Juegos Paralímpicos, le deja a Ponce un "sabor agridulce".
"Soy más de plata en Juegos que otra cosa. Lo hemos luchado, teníamos una gran opción, no ha salido y estamos satisfechos. Hemos intentado apretarlo con todo pero el suizo, al tener más palancas que yo, es complicado. Si hubiera estado en mis marcas hubiera ganado. Aún así estoy más contento que con la plata en Tokio. Está bien", declaró.
El catalán, que ya había participado en unos Juegos Paralímpicos en Río 2016, donde consiguió sendos diplomas en 400 libre S7 y en 100 braza SB6, volvió de Tokio 2020 con un doblete de platas en las pruebas de 200 metros libre y 100 metros braza y tres diplomas. Todo ello en S5, donde compite desde que la actualización del Código de Clasificación de la Discapacidad para el Deporte lo reubicara en esa clase.
A nivel mundial, Toni Ponce ha logrado once medallas entre las citas de México 2017 (un oro, una plata y un bronce), Londres 2019 (una plata y dos bronces), Madeira 2022 (un oro) y Manchester 2023 (un oro, dos platas y un bronce).
En los Europeos se colgó su primera medalla, concretamente un bronce en 4x100 estilos, en Eindhoven (Países Bajos) 2014. Después vendrían las tres preseas en Dublín 2018 y las cinco en Portugal 2021.
Además, el deportista también consiguió el título de mejor nadador en las Series Mundiales 2019 y ha batido en varias temporadas las plusmarcas nacionales e internacionales de la clase S5.
En abril participó en el Campeonato de Europa de natación paralímpica de Madeira 2024, de donde regresó con tres oros, dos platas y un bronce.
LA NATACIÓN, MOTOR DE VIDA
La relación de Toni Ponce (Barcelona, 1987) con la piscina comenzó a los seis años por recomendación médica. Sufre de nacimiento paraparepsia espástica bilateral, es degenerativa y viene causada por un gen mutado que puede afectarle a todo el cuerpo, aunque las principales limitaciones residen en las piernas, por eso usa silla de ruedas para moverse.
Empezó a nadar porque sus padres le apuntaron a natación y le gustó pero a los catorce años, en una competición, tuvo una mala experiencia. Decidió competir contra personas que no tenían ninguna discapacidad y quedó último. Lo dejó y siguió adelante con los estudios hasta que entró en la universidad para estudiar fisioterapia.
Todo cambió en el verano de 2012. Viendo los Juegos Paralímpicos de Londres, y tras llegar a pesar 112 kilos, pensó cómo sería su vida si volviera a nadar. Fue entonces cuando volvió a tirarse a la piscina y decidió que su nueva motivación sería la natación, también pensando en María Rosa, su madre, que había fallecido hace poco.
Empezó a nadar cerca de casa, en Sitges, y pronto empezó a destacar tanto a nivel nacional como internacional con ese primer bronce en 4×100 estilos en el Europeo de Eindhoven (Países Bajos) en 2014. EFE
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