Leticia de las Heras
Pamplona, 31 ago (EFE).- La bailaora Manuela Carrasco lleva toda una vida subida a un escenario entregada al flamenco tradicional y que para ella es el único, ya “en el momento en el que lo cambias un poco ya lo estás desvirtuando”, ha defendido en una entrevista con EFE con motivo de su participación este domingo en Pamplona en el festival Flamenco on Fire.
Ella nunca ha ocultado que no comparte las nuevas formas de entender el flamenco, aunque ha reconocido que “desde hace 10 o 15 años se están dando cuenta de lo que perdura” y “ya no hay tantas locuras como había antes” con una juventud que “está pegando fuerte” y “volviendo más a los cánones, que es por donde tiene que ir”.
También en España a su juicio se está valorando más y la gente “se están dando cuenta que es patrimonio” del país porque “quieran o no quieran” este patrimonio son “el flamenco y los toros”. A pesar de esto, ha señalado, en casa se da también la circunstancia de que es más frecuente ver flamenco, así que “cuando sales a otro país lo valoran de otra manera”.
En su caso, ha comentado, el tiempo le ha hecho conocerse y entenderse mejor como artista y como persona, pero “la fuerza y el temperamento siempre ha estado dentro”.
La muerte del guitarrista Joaquín Amador, marido de Carrasco, fue sin duda uno de los golpes más duros que le ha dado la vida y está siendo “muy duro” enfrentarse al escenario sin él: “Cuando salgo a bailar no miro hacia atrás porque si miro atrás y veo que no está me puede dar algo”, ha reconocido.
Él está presente en cada uno de los pases de ‘Siempre Manuela’ con una silla vacía en su memoria, un espectáculo que, aunque se vende como su gira de despedida, ella ha aclarado que no es tal ya que aún no sabe qué hará cuando terminen estos dos años de espectáculos ya programados. “Me dicen que no me puedo quitar tan pronto, que tengo que seguir bailando, entonces no sé”, ha comentado refiriendo que seguirá hasta que se encuentre “con fuerza”.
Carrasco llega este domingo al Baluarte de Pamplona con Remedios Amaya y Anabel Valencia como artistas invitadas en este ‘Siempre Manuela’, un montaje que ha asegurado que “va a emocionar”, en el aparece ella hablando y mostrando imágenes de sus comienzos.
Empezó a hacer carrera con tan solo nueve años, ha recordado reconociendo que ha sacrificado su infancia para poder ser una grande de esta profesión, pero aclarando que no la ha echado de menos porque de niña “jugaba a bailar” con sus amigas y primas.
Este fue el miedo de su padre, "El Sordo", gran bailaor de los años dorados del flamenco, que “sabía que si quería ser una buena bailaora me tenía que amarrar los zapatos”, ha recordado aclarando que, aunque pasen los años “toda la persona que se sienta artista tiene miedo de salir al escenario” por la responsabilidad que esto supone. EFE
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