El coraje de Loida Zabala

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David Ramiro

París, 27 ago (EFE).- La extremeña Loida Zabala, campeona de Europa de halterofilia paralímpica en 2022, afronta los Juegos de París, los quintos de su carrera, en pleno tratamiento de un cáncer de pulmón. La ambición por el resultado no es la misma que otras veces pero la ilusión es mayor y solo su presencia en la ciudad francesa pone de manifiesto su coraje y capacidad de superación.

Loida Zabala (Losar de la Vera, 1987) es la gran referencia de la halterofilia paralímpica española. Lleva siéndolo dos décadas. Es el espejo en el que se pueden mirar los jóvenes deportistas que quieren dedicarse al levantamiento de pesas, una disciplina tradicionalmente más centrada en la rehabilitación de una lesión medular pero poco arraigada entre las personas con discapacidad al más alto nivel.

Desde Tokio 2020, los llamados 'Juegos de la pandemia', el camino de la extremeña no ha sido fácil, sobre todo a raíz de que en noviembre de 2023 anunciase a través de sus redes sociales que la habían detectado nueve masas en el cerebro que más tarde confirmaron su origen en una metástasis derivada de un cáncer de pulmón.

Un duro mazazo del que mucha gente, más allá de la propia enfermedad, no se recompone a nivel psicológico. Su principal motor para afrontar una dura rehabilitación ha sido la cercanía a estos Juegos de París, a los que llega tras confirmar su clasificación hace apenas mes y medio.

Estos últimos meses han sido muy duros por el tratamiento de quimioterapia con pastillas y radiocirugía. Gracias a ese proceso tan agresivo puede decir que han desaparecido los tumores del riñón, que en el cerebro solo hay dos pequeños restos que aún sangran y que la metástasis en pulmón e hígado se ha reducido mucho.

"Estoy muy ilusionada con estos Juegos, para mí son muy especiales por todo lo que he vivido en los últimos meses. Me he caído muchas veces y me he levantado en todas porque me daba fuerza mental pensar en París, ha sido un salvavidas para mí", confiesa a EFE la extremeña de 37 años.

"Sé que no tendré el mismo rendimiento que tenía antes del diagnóstico del cáncer, pero voy a disfrutar al máximo de la experiencia, y más sabiendo que va a estar mi madre, mi hermano y mi pareja en el público. No puedo estar más agradecida a la vida", apunta.

Los Juegos Paralímpicos de París son la culminación de una larga trayectoria que, la deportista de Losar de la Vera, comenzó con solo once años con sus primeras pesas como parte de la rehabilitación mientras estaba hospitalizada tras perder la movilidad de sus piernas debido a una mielitis transversa. Después, a los dieciocho, ya se introdujo más en la halterofilia como deporte.

En todos estos años acumula cuatro Juegos Paralímpicos, saldados con cuatro diplomas en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016 (quinta), Tokio 2020 (sexta) y Pekín 2008 (séptima). A París llega con el diploma y la medalla de la resiliencia y el pundonor. No se la puede pedir más. Ha vuelto a dar un ejemplo de superación y, sea cual sea el resultado en la ciudad francesa, el reconocimiento del mundo del deporte ya lo tiene. EFE

drl/og

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