Roca Rey remonta 'in extremis' una tarde de lleno y decepción en Bilbao

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Paco Aguado

Bilbao, 22 ago (EFE).- El diestro peruano Roca Rey, que cortó una oreja, ayudó con su faena al sexto de la, en conjunto, buena corrida de Victoriano del Río lidiada este jueves en la feria de Bilbao a remontar una tarde que estaba resultando muy decepcionante por la falta de acierto de unas figuras que contribuyeron a que, por primera vez en años, casi se llenara el coso de Vista Alegre.

Con esa esperanzadora entrada, que habla de que, pese a los malos augurios y resultados recientes, en la capital vizcaína sigue latente una numerosa afición a los toros, el espectáculo iba cayendo por un opaco despeñadero hasta que salió el sexto de los de Victoriano del Río, el más completo en cuanto a juego pero también el más terciado y peor hecho del encierro madrileño.

Pero, aunque feo y descompensado de hechuras, 'Cochabamba' rompió a embestir tras la templada brega de Antonio Manuel Punta, que se lo dejó en óptimas condiciones al peruano, como ya pudo comprobar cuando el animal se le arrancó con fuerza y entrega al cite de apertura de faena, basado en el efecto de dos pases cambiados de rodillas en los mismos medios de la plaza.

El claro y largo impulso del toro en esas embestidas lo aprovechó Roca Rey en dos amplias tandas de derechazos, muy ligadas, y aún más en una tercera de naturales de mayor temple y ajuste que terminó de levantar al tendido, antes de que el torero de Lima se metiera en la distancia corta para alardear de valor dejándose incluso tocar la taleguilla por los pitones del de Victoriano del Río.

Vibró la plaza muy a favor de obra con el peruano, como no lo había hecho hasta entonces en esta corrida de expectación, y pidió por ello con muchísima fuerza las dos orejas como premio para este único momento de euforia, solo que el serio presidente, ateniéndose probablemente a la defectuosa colocación de la estocada, solo quiso sacar un pañuelo aun a costa de llevarse una fortísima bronca de la mayoría.

Esa explosión fue la reacción lógica de un público que esperaba mucho de la tarde y que solo entonces había tenido motivos para el entusiasmo, porque el propio Roca Rey no llegó a hacerse con la temperamental bravura del tercero, al que, erróneamente, abrió el trasteo de muleta con unos desaconsejados pases por alto agarrado a la barrera.

Y sin someterlo desde ese primer momento, el toro fue creciéndose a cada inseguro y poco efectivo intento del peruano, hasta en punto de llegar a ponerle en notable apuros, incluidos varios desarmes, de mitad de pulso en adelante, cuando el toro ya se puso casi ingobernable.

A esas alturas ya apenas contaba el recuerdo la oreja que también había paseado José María Manzanares del zancudo animal que abrió plaza, que, contra pronóstico y al revés que en los primeros tercios, acabó descolgando para tomar con ductilidad los engaños del alicantino, que, en una práctica habitual, le empalmó los pases tapándole la cara con su amplia muleta, sin apenas soltura.

El del veterano torero dinástico iba a ser el lote más completo del encierro, por cuanto el cuarto, un serio y fino castaño, sacó una dulce clase que ya dejó ver en un buen quite por chicuelinas. Solo que, algo medido de fuerzas, pidió mucha más precisión y pulso para desarrollar todo su fondo de calidad que los que le administró un Manzanares desubicado técnicamente y que se dejó ir así una gran oportunidad.

En cambio, los más desrazados fueron los dos ejemplares ue sorteó Alejandro Talavante, un segundo algo frenado al que toreó casi a la contra, sin una sola ayuda para que pudieran asomar sus virtudes, y un quinto con la cara muy alta y de constante cabeceo al que, este sí, al menos logró atemperar con mayor asiento y temple, pero sin mucho más que sacar o aportar.

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FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Victoriano del Río, de dispar presentación por remate y alzada, aunque predominando las buenas hechuras y la seriedad en las cabezas. En cuanto a juego, los hubo con nobleza y clase, como el lote de Manzanares, con bravo temperamento, como el tercero, y con repetición y profundidad en las embestidas, como el sexto. El lote de Talavante resultó desrazado.

José María Manzanares, de nazareno y oro: estocada trasera (oreja); pinchazo y estocada contraria (ovación).

Alejandro Talavante, de negro y plata: tres pinchazos y estocada delantera (silencio tras aviso); pinchazo, pinchazo hondo y cuatro descabellos (silencio).

Roca Rey, de grana y oro: media estocada (silencio); estocada caída (oreja con fuerte petición de la segunda).

Entre las cuadrillas, destacó la buena brega de Antonio Manuel Punta con el sexto y Javier Ambel y Viruta saludaron en banderillas.

Quinto festejo de abono de las Corridas Generales, con casi lleno en los tendidos (unos 12.000 espectadores), en tarde nublada y calurosa. EFE

pa/ros

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