'Odio el verano': Qué bonito es compartir... cuando no te queda más remedio

Alicia G. Arribas

Madrid, 22 ago (EFE).- Fer García-Ruiz estrena este viernes su tercer largometraje, 'Odio el verano', una comedia coral que plantea una situación disparatada (pero posible), que no parece tener mucha solución: una inmobiliaria alquila por error el mismo chalet a tres familias distintas y ninguna quiere volverse a su casa.

Lo fácil, dice García-Ruíz en una entrevista con EFE, sería que tuvieran que convivir, "forzar la comedia y que se hagan la vida imposible unos a otros". Pero ésta, aclara, "no es una película de conflicto entre familias, sino sobre la tolerancia".

"Es más interesante ver qué pasaría si yo (o el espectador) me viera en una situación así. Yo creo que diría 'vamos a convivir, aunque seamos muy distintos', que es más divertido, y creo que más 'fino', quizás, ir a ese ejercicio de tolerancia".

Adaptación de la película italiana del mismo título, el guionista David Marqués -que firma también el guion de la primera película de García-Ruiz, 'Descarrilados' (2021)- ha llevado los diálogos y situaciones a la idiosincrasia española, así como los tópicos y disparates de los que se nutre la historia.

Son Alonso, barrendero (Roberto Álamo) y Marisa, tarotista (Malena Alterio); los Torres, Paco (Jordi Sánchez) y Fátima (María Botto), propietarios de una charcutería de ibéricos; y los Calatrava Paco (Julián López) y Vicky (Kira Miró), él cirujano estético, ella influencer, que necesitan pasar "las vacaciones de su vida".

Provienen de extractos sociales tan distintos que se masca la tragedia; además, hay dos adolescentes (estupendos, Javier Lera y Aitziber Errazkin), un abuelo (Mariano Venancio), una empleada del hogar (Scarlett Arce) y un perro.

A este tipo de comedia, apunta López, "hay que subirle un puntito para que la gente vea la exageración", "apretarle las tuercas", añade a su lado Álamo.

El actor de Villaverde Bajo (Madrid), que tiene un Goya por 'Que Dios nos perdone' (2017), afirma en ese sentido que, "cuando hablamos de tópicos o clichés, parece que los seres humanos nos apartamos de ellos, pero es que somos un conjunto de clichés de tomo y lomo, es decir, gente especial que se aleje de los tópicos, pues habrá tres budistas en las montañas del Tibet y pocos más".

Pero 'Odio el verano', recuerda López, "toca tantos tipos de familia y edades (...) que todo el mundo encuentra su cliché. Y la comedia entra muy bien por ahí", asegura.

Para Malena Alterio, "a nada que te pongas a escuchar a la otra persona ves que da igual que tengas mucho dinero, o poco". Porque lo que queda, dice, "es que eres un ser humano con miedos, inseguridades alegrías, tristezas y eso nos une a todos".

Vicky, explica Miró, "tiene un caparazón, una coraza, que le cuesta mucho. Pero poquito a poco, a raíz de convivir, logra aflojarlo y se deja llevar por estas dos mujeres que acaban siendo amigas de verdad y que le aportan cosas, y no sus followers", se ríe Miró.

"Ella está muy desconectada de la vida, le da más importancia al móvil que a lo que pasa alrededor", critica Miró, que en su vida real tiene una cuenta de Instagram con cerca de medio millón de seguidores, pero 'nada que ver' con Vicky, asegura.

Fátima no quiere controlar a su marido, explica Botto, "solo quiere que se oiga su opinión". Su actitud es la de "vamos a ver si podemos compartir, yo voy a los sitios que a ti te gustan, pero tenme en cuenta. Ella está muy 'a disposición' hasta que se cansa", explica la actriz argentina.

Y de Marisa, Alterio dice que le gustaría ser "tan buena como ella". "Me encanta su alegría, es como relajada, disfrutona, le gustan sus hijos y su perro y su padre...en general, se lo pasa bien en la vida, y eso está muy bien".

La casa que se disputan es otro personaje más, en esta ocasión, explica el director, una joya arquitectónica enclavada en el paisaje volcánico de Punta de Teno (Tenerife), aislada, grande y preciosa (que por cierto, se alquila de verdad). "La idea era que no hubiese opción, o vives en esa casa o duermes entre rocas", se ríe García-Ruíz. EFE

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