Noelia López
Madrid, 16 ago (EFE).- En 2023 los Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña de la Guardia Civil (GREIM) contabilizaron 17 fallecidos en la montaña oscense y este año, a mediados de agosto, la cifra se eleva ya a 26. Los accidentes se están disparando con el aumento de senderistas y los especialistas piden sentido común.
"Hay más gente en la montaña y más accidentes que podrían evitarse con una mínima experiencia y preparación", alerta en una entrevista con EFE el subteniente Jesús Guillén Esparza, jefe de los GREIM de Huesca.
Habla por experiencia, con la mirada puesta en el Pirineo aragonés, pero los datos recopilados por la Guardia Civil en el primer semestre muestran cifras elevadas en todo el país: entre enero y junio se han realizado 470 rescates en la montaña, donde han perdido la vida 74 personas, 280 han resultado heridas y 350 fueron rescatadas ilesas.
El pasado sábado un montañero murió tras caer desde una altura de 50 metros cuando realizaba rapel en las zona de Peñas del Prado (León); el lunes se localizó el cuerpo sin vida de un excursionista en la montaña de Pedraforta (Barcelona), y el martes falleció una montañera navarra cerca del refugio de Góriz (Huesca) al caer y golpearse la cabeza con una piedra.
El senderismo, una actividad que no exige grandes inversiones en material, está al alza y muchas personas eligen la montaña en verano para huir de las olas de calor que azotan la península.
Los grupos de rescate de montaña están siendo testigos de ese aumento de actividad y también del incremento de accidentes.
Según explica Guillén, este año influye también que ha llovido más y que a principios de verano había más nieve en la montaña que el año anterior, lo que supone un riesgo añadido.
"Hay gente que va a la montaña en verano y nunca piensa que va a pisar nieve; y antes del verano quedaba bastante, lo que aumenta el riesgo de resbalarse. Pero se accidenta también mucha gente en senderos fáciles; a poco que tengan un poco de pendiente, con piedras sueltas, se accidentan muchos con simples tropiezos", se lamenta.
Guillén deja claro que su principal preocupación son los senderistas. "No hemos visto ese aumento de la siniestralidad en otras actividades de montaña, como la escalada, el barranquismo o la espeleología".
También se ha incrementado el número de personas que practican esas actividades, pero el subteniente destaca que suelen tener más experiencia y capacidades técnicas superiores.
En el caso del barranquismo es habitual contratar guías, unos "gestores de riesgo importantes" que mejoran mucho la seguridad del grupo y son capaces de evitar muchos accidentes, indicando las rutas y los lugares donde puede saltarse al agua. "Hay más accidentes en baranquistas que van por libre, aunque sean menos", recalca este subteniente.
El perfil del senderista accidentado, explica Guillén, es el de un hombre de entre 40 y 50 años, edad que va en aumento.
De hecho, están detectando numerosos casos de personas que han empezado mayores a subir a la montaña, en ocasiones tras jubilarse.
Antes de repasar la larga lista de recomendaciones y consejos, Guillén pide sentido común: "No vayas a la montaña sin entrenamiento específico. Hay gente que no hace nada durante la semana y luego pretende subir 3.000 metros".
Los tropiezos y las caídas son comunes, pero también hay golpes de calor, agotamientos... "En la ciudad puedes parar y pedir un taxi; en la montaña no. Un agotamiento extremo muchas veces se manifiesta con una taquicardia, dolor de pecho que puede confundirse con un principio de infarto".
Guillén destaca la importancia de planificar la ruta de forma adecuada, de acuerdo con los límites físicos y técnicos de cada uno; y prestar atención al equipamiento.
Se puede subir en zapatillas, dice, pero son mejores las botas que sujetan los tobillos. "Están subiendo demasiados en chancletas (...) Hemos visto subir con tacones al Aneto, o intentarlo al menos, salir del aparcamiento con tacones y tener que decirle que se diera la vuelta", se lamenta.
En la montaña, recuerda, se puede necesitar gorro y protección solar, pero también ropa de abrigo. "Hay que llevar el material adecuado para cada salida, pero de nada sirve subir al Aneto con crampones y piolet si no sabes usarlos y te los clavas", advierte.
Guillén pide también revisar la metereología para evitar el calor del centro del día y no verse sorprendido por tormentas que pueden hacer crecer el curso de los ríos y aumentan el riesgo de resbalones.
Su recomendación es no salir solo y, si se hace, comunicar la ruta a alguien. Si se sale en grupo, mantener el grupo. "Hemos visto casos en lo que se ha dejado solo al compañero más lento, que va a tener más posibilidades de accidentarse". EFE
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